El sospechoso hecho delictivo sufrido por el periodista y escritor Eduardo Silveyra ocurrió el lunes 30 de octubre entre las ocho y diez de la noche, momento en que él no se hallaba en su domicilio. Delincuentes ingresaron a su departamento en el barrio porteño de Flores, revolvieron todo el lugar y sólo se llevaron cuatro camisas y su notebook, donde guardaba una serie de escritos sobre la desaparición del policía Arshak Karhanyan, ocurrida el 24 de febrero de 2019.
Silveyra es autor del libro «La Gorra. Prontuario de la policía de la Ciudad», libro publicado el año pasado por la editorial Ciccus que hace un relevamiento de todos los casos de corrupción de la policía de la Ciudad, los dispositivos de control, los modus operandi de los «polichorros», el historial represivo sobre las organizaciones sociales y la persecución a militantes y vendedores ambulantes.
«La información es poder y a mí me robaron información del caso Arshak. Ellos ahora saben hasta dónde llegué en la investigación», explicó el periodista en diálogo con El Grito del Sur. También analizó las distintas complicidades que se han tejido entre distintos poderes para encubrir la desaparición del joven oficial.
¿Qué análisis hacés del robo sufrido en tu departamento?
Fue una situación un tanto extraña. Entraron al departamento en el que vivo y dieron vuelta toda la casa para robarse una computadora donde yo tenía información sobre el caso de la desaparición del policía porteño Arshak Karhanyan. Lo llamativo es que revolvieron toda la casa y se llevaron solo una notebook. También hubo una cosa sospechosa, dado que gente en situación de calle estuvo viviendo frente al departamento unos 10 o 12 días pero desaparecieron el día del robo. Cuando fui a hacer la denuncia, querían que llevara el título de propiedad como condición. Me asesoré con María del Carmen Verdú, abogada de la CORREPI, y me dijo que no lo llevara, que era totalmente absurdo. Sé también que tengo el teléfono pinchado desde hace varios meses, puesto que aparecen voces cuando estoy en otra conversación y ruidos extraños por momentos.
Lo que pasó refuerza el carácter oscuro que se ha tejido en torno al caso de Arshak…
Sí, lo que hizo el Gobierno de la Ciudad fue encubrir prácticamente todo el hecho de la desaparición. No aportó las pruebas de cámara, las que aportó eran del día anterior o posterior al suceso. El juez Baños, que ahora renunció a la causa, encubrió a los principales sospechosos de la desaparición, lo que muestra todo un dispositivo de connivencia entre el poder judicial, el poder político y la policía de la Ciudad.
¿Por qué creés que vinieron contra tu figura?
Yo no tengo pruebas, pero sí una presunción de cosas que aparecen como casuales pero que, cuando entro a atar cabos, se vuelven causales. El viernes pasado tuve un intercambio con la secretaria del fiscal que investiga la causa y luego ocurrió el robo. La información es poder y a mí me robaron información del caso Arshak. Ellos ahora saben hasta dónde llegué en la investigación. Afortunadamente tengo copias de todo lo escrito y voy a continuar. Creo que el objetivo era saber de cuánta información dispongo yo sobre lo que ha pasado con Arshak, que hace ya cinco años que no aparece.
¿Sentís miedo por tu integridad y la de tu familia?
La preocupación por lo que viví está, pero hay que seguir.
