La ofensiva israelí ya se cobró más de 8 mil víctimas palestinas, la mayor parte de ellas civiles. Los datos no son menores: el ejército sionista ha asesinado casi 3.500 niños palestinos, una cifra mayor a la de todos los menores fallecidos en conflictos bélicos por año desde el 2019.
UNICEF describe la situación como un cementerio de niños a cielo abierto. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, condenó la invasión y la ONG Médicos sin Fronteras señaló que los cirujanos en Gaza tienen que «operar en el suelo» y practicar cesáreas o amputaciones «sin anestesia».
En el marco de una peligrosa limpieza étnica y racial, la comunidad internacional mueve las fichas para limitar la masacre. El mundo árabe ha condenado a Israel, pero ahora las réplicas de las acciones militares llegaron a América Latina.
Este martes, el gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia anunció que romperá relaciones con el Estado de Israel por «la desproporcionada ofensiva militar». El país sudamericano es la primera nación en la región que toma esta acción y su decisión tuvo un impacto a nivel regional.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, se sumó a la escalada de repudios y llamó a consultas a su embajador en Israel. Chile es el país del hemisferio sur con la mayor comunidad palestina: casi 500 mil personas que son ciudadanos, refugiados o descendientes directos de la población expulsada.
No fue la única réplica de la decisión boliviana. Gustavo Petro, presidente de Colombia, también llamó a consultas a su embajador en el país y escaló aún más la tensión entre ambas naciones. Petro se había posicionado en favor de la soberanía palestina de manera muy firme y contundente, lo que le valió un fuerte intercambio con los representantes diplomáticos israelíes.
En tanto, la ofensiva terrestre israelí continúa en Gaza. Pese a las advertencias del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, Israel bombardeó el campo de refugiados de Yabaila, dejando un tendal de 145 muertos. Esta misma semana, Benjamín Netanyahu -principal responsable de la situación que vive la región- declaró que «estamos en guerra» y que la escalada «será larga y estamos preparados».
Esta misma semana, Sergio Massa compartió un acto con la comunidad judía argentina donde reclamó la liberación de los argentinos secuestrados por Hamas. Nuestro país ostenta el triste récord de tener más ciudadanos retenidos por la organización palestina.
Sin embargo, vale tomar distancia de algunas posiciones del candidato de Unión por la Patria y ver las cosas en perspectiva. El conflicto no comenzó hace tres semanas ni enfrenta a terroristas con demócratas: es una larga ocupación territorial que discute por el acceso a la tierra y no por la religión. Argentina, fiel a su tradición de defensa de los Derechos Humanos, debería condenar las violaciones flagrantes a la dignidad humana tanto de Hamas como del principal responsable de esta situación: el Estado de Israel y el partido Likud, de Benjamín Netanyahu.
