Deportivo Riestra: venderle el alma al diablo

⚽️ La reglamentación del fútbol argentino no permite las Sociedades Anónimas ni los gerenciamientos en los clubes. Esto no impide que existan casos donde hay un gerenciamiento encubierto. Este es el ejemplo de Deportivo Riestra y Víctor Stinfale. 

Se acababan de cumplir los 45 minutos del segundo tiempo. El partido de vuelta por la final del reducido de la B Metropolitana para el ascenso a la Primera Nacional de la temporada 2016-2017 llegaba a su fin, tras casi un año de competencia. Comunicaciones perdía por 2 a 0 frente a Riestra en el Estadio Guillermo Laza, en Villa Soldati. Un gol del equipo del barrio de Agronomía y el partido iría a los penales. 

En la tarde gris del sur de la Ciudad de Buenos Aires, Comunicaciones metía a Riestra en un arco. En los últimos minutos, el travesaño había salvado dos veces al equipo local. El árbitro, Paulo Vigliano, añadió cinco minutos. Comunicaciones buscaba el área rival cuando, casi sin que nadie lo notara, un hombre vestido de negro, igual que los jugadores de Riestra, aunque con capucha, se paró entre los volantes centrales del local. Luego se comprobaría que el encapuchado era un jugador de Riestra que había quedado afuera del banco de suplentes. Pasaron varios segundos hasta que Vigliano entendió la situación. Ya era tarde. Los invasores ya eran una decena. Algunos se empujaban con los jugadores de Comunicaciones. El técnico visitante, Alejandro Orfila, entró a separar. Los policías eran pocos y no hacían nada. 

Vigliano esperó a que la situación se calmara para poder jugar los minutos restantes, pero cuando vio que esto no sucedería suspendió el partido. Los jugadores de Riestra, junto a los hinchas que habían invadido, empezaron a festejar el ascenso. Los de Comunicaciones miraban sorprendidos desde la otra mitad de la cancha. Un periodista de TyC Sports le acercó el micrófono al defensor Agustín Cattaneo: “Estábamos jugando y entró la gente a pegarnos a nosotros. Faltan cinco minutos y mirá como están festejando, esto está todo armado. Nos vinieron a pegar, miren la gente que entró a la cancha. Faltan cinco minutos. Esto está todo armado. Hay que investigar a Stinfale”.

Malevos de Pompeya y Speed

“Un pedazo de barrio, allá en Pompeya / durmiéndose al costado del terraplén”, comienza “Barrio de tango”, una composición de 1942 con letra de Homero Manzi y música de Anibal Troilo. En ese pedazo de barrio se había fundado, once años antes, el Club Deportivo Riestra. Tomó su nombre de la esquina donde se juntaban un grupo de pibes, en Riestra y Del Bañado. Un barrio de Pompeya “con las chatas entrando al corralón / y la luna chapaleando sobre el fango / y a lo lejos la voz del bandoneón”. Y “sapos redoblando en la laguna”. Una escenografía de la Ciudad de Buenos Aires que hoy parece mitológica. Barrio de raíz tanguera, de ahí el apodo de Riestra: Los Malevos.

En 1946, quince años después de su fundación, Deportivo Riestra se afilió a la Asociación del Fútbol Argentino. Comenzó a competir en la última categoría, la C. En 1949 fue el primer equipo en descender a la nueva categoría, la D. Un año después ascendió nuevamente a la C. Al año siguiente volvió a bajar. En 1953 subió a la C nuevamente y se quedó de manera ininterrumpida en esa categoría hasta 1981. 

Si se mira el escudo del club puede verse, además de “D. Riestra”, las iniciales: A.F.B.C. En 1971 El Malevo se fusionó con otra institución de la zona, la Asociación de Fomento Barrio Colón. Riestra aportaría la parte futbolística y la Asociación de Fomento la pata social. 

La década del 80 fue la peor en la historia de Deportivo Riestra. Comenzó, en 1981, con el descenso a la D y la demolición de su estadio por parte de la dictadura militar para construir una autopista. El gobierno militar, a través del intendente de facto Osvaldo Cacciatore –apodado “topadora” por su tendencia a la demolición, principalmente de villas-, le otorgó los terrenos donde hoy se ubica el Estadio Guillermo Laza, en Ana María Janer y Avenida Varela, en el límite entre Villa Soldati y el Bajo Flores. En 1989 Riestra quedó último en la D, lo que le valió la desafiliación por un año. 

La década del 90 comenzaba con Riestra volviendo a competir tras un año desafiliado. En febrero de 1993 lograron inaugurar el estadio. Un año después ascendieron de la D a la C. Lograron mantener la categoría durante casi una década, pero en 2002 volvieron a bajar.  

Diez años más tarde, un llamado telefónico entre un abogado mediático y un conductor televisivo cambiaría su historia. La conversación la contó uno de los protagonistas en un perfil que le dedicó Revista Veintitrés en 2013. “En Speed tenemos un equipo muy bueno, ganamos todo con los pibes porque implementamos un sistema de juego especial. En un momento se me ocurrió que podíamos trasladar ese sistema a un equipo de primera y lo llamé a Marcelo Tinelli para pedirle referencias sobre algún club”. El conductor era, claro, Marcelo Tinelli. El abogado y protagonista del perfil de Revista Veintitrés es quien hasta el día de hoy maneja desde las sombras a Deportivo Riestra. El mencionado en aquella definición por el ascenso a la Primera Nacional por el defensor de Comunicaciones Agustín Cattaneo, el hombre a quien había que investigar: Víctor Stinfale. 

De Stinfale al Diego

La reglamentación del fútbol argentino no permite las Sociedades Anónimas Deportivas ni los gerenciamientos en los clubes. Esto no impide que existan casos donde hay un gerenciamiento encubierto. En ocasiones puede aplicarse a través de empresarios que ponen técnicos y jugadores, también a través de empresas que desembolsan mucho dinero a cambio de publicidad. Este último es el caso de Deportivo Riestra y Víctor Stinfale. 

Luego de hacer todas las divisiones inferiores en Platense, ir al banco en un partido de primera con Chicago, pasar por Deportivo Morón y atajar un año entero en la C para Colegiales, Stinfale decidió dejar el fútbol. “No me daba plata y yo era medio pelo”, explicó en una entrevista con Beto Casella en C5N. Estudió abogacía, especializándose en derecho penal. “Porque yo soy de provincia, fui a un colegio público. Conocí el fútbol y conocí las hinchadas. Tenía mucha gente borderline. Así que dije ‘ya que me conocen tanto, capaz que unos clientitos me hago’”. 

Una vez recibido vinculó su antigua profesión con la nueva y empezó a defender barras bravas. Así llegó a ser abogado defensor de José Barritta, alias El Abuelo, el antiguo líder de La 12. Un extraño giro del destino: en 1981, una de las primeras acciones de El Abuelo como líder de la barra de Boca fue ir a apretar al plantel profesional xeneize en el predio que utilizaban para concentrar en San Justo, La Candela. La principal figura de Boca era Diego Maradona. Con el tiempo, tanto El Abuelo como Maradona serían clientes de Stinfale. Y La Candela, el predio donde sucedió el hecho, fue comprado por Riestra a Boca en 2017. 

Víctor Stinfale

Durante la década del 90 Stinfale se transformó, junto al nuevo Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, en uno de los abogados con mayor perfil mediático. Defendió al reconocido ladrón de blindados Luis Alberto Valor, alias El Gordo, y al ex capo de Los Borrachos del Tablón William Schlenker. También a Carlos Telleldín, acusado en el juicio por el atentado a la AMIA de ser quien vendió la camioneta Traffic que se utilizó para la explosión. Otro giro del destino: hoy Carlos Telleldín es el abogado de Brenda Uliarte, una de las implicadas en el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner. La defensa de Carlos Telleldín no le salió gratis a Stinfale, fue acusado por intento de soborno y le fue retirada su matrícula por el Colegio de Abogados. Este hecho hizo que Stinfale cambiara su forma de manejarse, dejaría las luces mediáticas para empezar a moverse en las sombras. 

Con su matrícula suspendida Stinfale se metió de lleno en Speed, la marca de bebidas energizantes. Esto le permitió involucrarse con otra de sus pasiones, la música electrónica. A través de Speed comenzó a manejar parte de la organización de fiestas de música electrónica en la Ciudad de Buenos Aires. Pero su giro empresarial volvió a traerle problemas judiciales. En 2016 fue acusado de organizar y comerciar drogas en la fiesta Time Warp, en la que fallecieron cinco personas. Estuvo preso 60 días hasta ser liberado. Fue su momento de mayor exposición en los últimos años hasta la muerte de su representado Diego Maradona. 

A través de Speed Stinfale decidió meterse en Riestra. El club estaba desde hacía diez años en la Primera D. No hay ningún papel que certifique el vínculo entre Riestra y Stinfale. “Acá no se ha firmado un sólo papel, por eso no gerenciamos ni cambiamos de denominación, ni los colores. Acá lo que existe es la palabra”, explicaba el entonces presidente José Tirri en una nota de Mariano Mancuso en Revista Un Caño. Riestra quitó todos sus sponsors, solo quedó Speed. Pero no fue la única marca que acercó el abogado. La otra, más importante y conocida a nivel mundial, era Maradona. 

Durante muchos años hubo dos banderas detrás del arco donde se ubica la barra de Riestra. Una decía: “Seguimos Creciendo. Gracias Víctor. La Banda”. La otra: “Revolucionas mi vida gracias D10S. La Banda”. Stinfale se acercó a Maradona después de su última internación en Cuba. Fue su abogado y quien manejó sus negocios hasta la muerte de Diego. Cuando Stinfale empezó a gerenciar Riestra, Maradona pasó a ser una suerte de asesor espiritual. Se lo vio dando arengas, charlas técnicas, dirigiendo prácticas, enseñando a patear tiros libres y alentando en un palco improvisado con una carpa. 

A partir de la llegada de Stinfale aumentaron los sueldos, los premios y la infraestructura de Riestra. En 2014 ascendieron a la C y en el mismo año, gracias a un torneo de seis meses, a la B Metropolitana por primera vez en su historia. El delantero y máximo goleador de la historia del club Jonathan Herrera contó cuál era la relación con Speed: “Riestra es distinto a todos y todo el que juega en el club primero pasa por una charla con la gente de la empresa y de eso depende si entrás o no”.

A partir del ascenso a la B Metropolitana comenzaron los escándalos arbitrales. Tres pilares se mantuvieron desde que Stinfale se unió al club: el auspicio de Speed, las ayudas de los árbitros y Jonathan Goya. El defensor es el jugador que más veces vistió la camiseta de Riestra. Fue titular en el partido del ascenso de la D a la C en 2014 y también fue de la partida contra Deportivo Maipú en la final para subir a primera división. 

Las ayudas a Riestra eran conocidas por quienes seguían el ascenso. Pero fueron noticia nacional luego de aquel encuentro contra Comunicaciones en 2017. Tras la suspensión se supo que las áreas eran más grandes que las reglamentarias. Así, se supone, es más fácil que te cobren un penal. El partido se reanudó. Los cinco minutos restantes se dividieron dos tiempos: uno de dos y el otro de tres minutos. Riestra mantuvo su arco en cero y ascendió a la Primera Nacional, aunque el costo fue alto. La AFA decidió quitarle veinte puntos en su siguiente campaña. A la mitad del torneo redujeron la pena a diez. Igualmente Riestra volvió a la B Metropolitana. Aunque no por mucho tiempo. 

La temporada 2018-2019 de la B Metropolitana daría dos ascensos a la Primera Nacional. O, al menos, eso se había acordado cuando comenzó el torneo en agosto de 2018. El 20 de diciembre de ese año, a mitad del campeonato, se decretó que los ascensos pasarían a ser cinco. Así subieron Barracas Central, Atlanta, Estudiantes y Riestra. El equipo de Chiqui Tapia ascendió a la Primera División en diciembre de 2021. Riestra dos años después. 

La campaña que llevó al club de Speed y Víctor Stinfale a primera división estuvo plagada de errores arbitrales. Casualmente siempre eran a favor de Riestra. Penales en contra no cobrados, faltas a favor en el área contraria imaginadas por los árbitros, piñas, codazos y expulsiones inventadas. Todo fue parte del concierto que llevó al club de Villa Soldati a la primera división. En el mismo fin de semana en el que Gimnasia y Esgrima La Plata se salvó del descenso, Riestra subió de categoría. Ambos clubes con una marcada huella maradoniana. En tiempos de “No a las SAD”, se suma un club con un claro gerenciamiento encubierto. Escribió el poeta cordobés Vicente Luy: “¿Venderle el alma al diablo? Sí, pero cara. / Y si se puede, venderle también otras cosas. / Y venderle a Dios todo lo que el diablo no compre”.

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