El veranito de Jorge Macri: relax, mileísmo explícito y guiños a la mano dura

🧐 Tras sus primeros dos meses de gestión, el Jefe de Gobierno se ha convertido en un gran aliado de Javier Milei. Jorge Macri apoyó la ley ómnibus y los operativos represivos, pero mientras tanto la Ciudad sufre derrumbes edilicios y fuertes recortes a las actividades culturales.

Esta semana se cumplieron dos meses de la asunción de Jorge Macri como jefe de Gobierno. El sucesor de Horacio Rodríguez Larreta atravesó 60 días marcados por el cimbronazo económico que produjo la llegada de Javier Milei a la presidencia, lo cual puso el eje de la conflictividad política en la Ciudad de Buenos Aires -con un paro nacional incluido- aunque sin tenerlo a él como principal destinatario de las críticas. 

En este marco, Jorge Macri acató la orden presidencial de impedir la movilización popular en las calles y sumó a la Policía de la Ciudad -junto a la Federal, Gendarmería y Prefectura- a los distintos operativos represivos que se sucedieron entre diciembre y febrero. Estos ataques incluyeron gases, palos y balas de goma tanto a jubilados como a periodistas, entre otros. Luego definió como «delincuentes» a algunos manifestantes y pidió que se «inicien demandas penales a todas las personas y organizaciones que fueron parte de la agresión y destrucción de bienes de la Ciudad». En línea con el Presidente, prometió reclamar el «costo» de los daños generados en dichas movilizaciones. Desde la oposición porteña, por su parte, cuestionaron la intervención de las fuerzas federales en el territorio y pidieron hacer valer la «autonomía».

A diferencia de otros gobernadores de Juntos por el Cambio (JxC), el jefe de Gobierno porteño mostró un total apoyo a la ley ómnibus. «Estoy convencido de que no es momento de especulaciones sino que debemos apoyar las reformas planteadas en la Ley para darle las herramientas necesarias al Gobierno Nacional y que haya un cambio que saque a nuestro país adelante», señaló. Tras la estrepitosa derrota de la Ley Bases en el Congreso, Macri primo eligió despotricar contra quienes supuestamente defendieron sus «privilegios».

A menos de un mes de haber asumido en la Ciudad, Jorge Macri se tomó vacaciones en Punta del Este. Esto ocurrió mientras CABA enfrentaba una invasión de mosquitos -se detectaron casos autóctonos de dengue- y una gran cantidad de ramas y árboles caídos por el temporal de diciembre. El vuelo privado que lo trasladó al coqueto balneario uruguayo habría costado unos 35 mil dólares (con la nuestra). Junto a su esposa María Belén Ludueña, este fin de semana también viajó a Roma para participar de la misa de canonización de Mama Antula realizada en la Basílica de San Pedro. La cita incluyó un encuentro con Javier Milei y una foto con el Papa Francisco.

No todas fueron buenas noticias para él, puesto que en la Ciudad se repitieron situaciones vinculadas a la especulación inmobiliaria. El derrumbe de una obra en construcción en Caballito dejó un saldo de dos personas muertas. El Jefe de Gobierno se solidarizó con las víctimas, pero no habló de implementar controles estatales para evitar este tipo de hechos. Cabe destacar que la Defensoría del Pueblo había advertido al GCBA en distintas instancias sobre irregularidades en la obra en construcción que finalmente se desmoronó. 

En lo que respecta a la cultura, Jorge Macri decidió en forma unilateral disminuir de 22 a 8 la cantidad de corsos en las calles durante el feriado de Carnaval. Su principal argumento fue evitar los cortes de calles y no alterar el orden en el espacio público. Sin la excusa que se usó durante la pandemia, ahora el objetivo es desnaturalizar los carnavales y reducirlos a su más mínima expresión.

Finalmente, el alcalde porteño viene haciendo algunos guiños a la mano dura. Allá por enero exigió «deportar a todos aquellos extranjeros ilegales que vienen a nuestra Ciudad con el único fin de delinquir». En esa línea, también pidió por una Ley de Reiterancia -que reemplace a la actual ley de reincidencia- con vistas a que un delincuente con más de dos procesos en curso (cuya pena no sea excarcelable) espere el juicio preso. «Necesitamos dejar atrás la lógica garantista que libera delincuentes que vuelven a matar, robar o violar. En la Ciudad tenemos muy en claro de qué lado estamos: nunca del lado de los delincuentes», concluyó.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.