Jubilados Insurgentes: los «anarcos» de la tercera edad que se le plantan a Milei

✊ Este grupo combativo se define como "anarquista" y estuvo en las movilizaciones contra la Ley Ómnibus. Pese a sufrir represión policial, redoblan la apuesta para seguir luchando contra las políticas de ajuste del gobierno de Milei: "tenemos fuerza todavía".

—Nosotros no vivimos, somos jubilados, nosotros subsistimos— decía Ana María a C5N el primero de febrero, mientras se debatía la Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados y manifestantes se movilizaron en la plaza del Congreso.  

Un grupo de jubilados y jubiladas formaba una hilera que se enfrentaba con la de los oficiales de la Prefectura Naval Argentina. Agarraban fuerte una bandera roja que los cubría desde el pecho hasta los pies. Estampado, llevaba el nombre de la agrupación: Jubilados Insurgentes. A ellos, que no tenían más que megáfonos, carteles y bastones, les tiraron gases lacrimógenos y la imagen recorrió las redes sociales y los medios de comunicación. 

“A Ana María, que tiene asma, le echaron la pimienta en la cara y tuvo un ataque de asma. Hubo compañeros que nos salvamos, porque la mayoría tenemos lentes, y no nos entró, pero nos dejó la piel irritada y ardiendo”, contó a El Grito del Sur Rubén, integrante de la organización.

Aunque se viralizaron hace menos de un mes, Jubilados Insurgentes comenzó hace casi 7 años. Eran unos pares y se encontraban en la Biblioteca Popular José Ingenieros, en Villa Crespo, hasta que un día a uno de ellos se le ocurrió que tenían que formar un grupo.

—Si lo vamos a hacer, que sea político. Para jugar al chinchón y tejer o bordar no me da a mí— había dicho Ruben.

Lejos de la costura y los juegos de mesa, comenzaron a organizarse. “Estamos cansados y hartos de que los gobernantes nos saquen la jubilación”, decía el primer folleto que hicieron. “Nos íbamos a la esquina de Scalabrini Ortiz y Corrientes a repartir folletos. Ahí conocimos otro par de compañeros que se arrimaron al grupo. Les contamos que somos independientes y que no pertenecemos a ningún partido político, que cada uno viene de un partido político distinto pero que ya no militamos más, que somos un grupo medio anarquista”, relató Rubén, de 76 años. 

Después empezaron a ir al Congreso y se reunieron con la Mesa Coordinadora Nacional de Jubilados y Pensionados de la Argentina. Los invitaron a formar un centro de jubilados. Les respondieron que no, pero que iban a apoyar la lucha de la mesa para que el PAMI y el ANSES estén en manos de los trabajadores. 

Con el tiempo se sumaron más y comenzaron a hacer pequeñas movilizaciones hasta que llegó la pandemia. “Como hay compañeros que son de distintos lados y también hay otros que no pueden caminar, nos empezamos reunir por videollamada en Meet. Hubo que enseñarle a algunos cómo hacer la comunicación”, dijo Ruben. Actualmente, se encuentran de la misma forma los lunes a las 18. Los volantes siguen. También van a la puerta de la ANSES, del PAMI, de los bancos y los miércoles al Congreso. “Les contamos a los jubilados qué es lo que les está pasando, qué es lo que les va a pasar”, sostuvo el integrante de Jubilados Insurgentes. 

Aunque se viralizaron hace menos de un mes, Jubilados Insurgentes comenzó hace casi 7 años. Eran unos pares y se encontraban en la Biblioteca Popular Jorge Ingenieros, en Villa Crespo, hasta que un día a uno de ellos se le ocurrió que tenían que formar un grupo.

En enero, el Sector Público Nacional registró un superávit fiscal financiero. Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), durante ese mes se hizo el mayor recorte interanual del gasto público de los últimos 30 años. Uno de los sectores más afectados por esta reducción fue el de las jubilaciones y pensiones contributivas: el Gobierno se ahorró $885.074. “Esto no viene de ahora. Cada uno que sube nos roba a los jubilados. Saben bien que la caja de jubilaciones es la caja de ahorro donde ellos van a sacar la guita todos los meses”, expresó el jubilado. 

Rubén dijo que cada vez está más difícil, que hay compañeros que tienen que pedir comida, que pasan a buscar viandas, que hay otros que viven en una “piecita” y algunos que ya no saben qué hacer. ”Hay compañeros que tienen cáncer de próstata y ahora se están volviendo locos con el tema de los medicamentos. Tuvimos que meternos dentro del PAMI con banderas para que nos atendieran”, destacó.   

Recientemente, el Gobierno anunció que la jubilación mínima tendrá un aumento del 27,18% en marzo. Será de $134.445 y se otorgará un bono de $70.000 para los que reciben el haber mínimo. Sin embargo, en enero un adulto necesitó $193.147 para no ser pobre. Por lo tanto, con el aumento de los precios, los haberes de los primeros 5 meses tendrían una pérdida de poder adquisitivo. Según una estimación de IARAF, la caída será del 43,4%.

En el caso de Ruben, muchas veces lo ayudan sus hijas, que antes venían y les hacían un asado, pero que ahora vienen y traen ellas. Ruben y su esposa cobran la jubilación mínima. A pesar de ser jubilado, continúa “haciendo changas” como técnico electromecánico y además vende artesanías en una plaza. “Trato de juntar el manguito para poder sobrevivir”, señaló. 

Como respuesta a la realidad de muchos jubilados, Javier Milei explicó que el problema es que no hay plata. No obstante, el vocero Manuel Adorni dijo que «la intención es que los jubilados no pierdan contra la inflación». “Nosotros no somos estúpidos. Estamos activos y tenemos memoria. Tenemos fuerza todavía”, remarcó Rubén y agregó: “Insurgente es ser un revolucionario ¿Para qué morir sin pelear? Uno tiene que hacer, tiene que dejar un camino en la vida, una línea por lo menos, para que se sepa qué pasó”.

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