«Que haya un Estado disminuido, como plantea Milei, nos afecta a todos»

💚 Mercedes Cabezas es la secretaria general adjunta de ATE Nacional y una de las caras nuevas del sindicalismo feminista. Luego de la multitudinaria asamblea que se realizó en la central sindical para planear el 8M, Cabezas habló con El Grito del Sur.

98 años, casi un siglo, debió pasar para que uno de los sindicatos más importantes del país, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), reforme su estatuto y tenga una mujer en su conducción. Esta mujer es periodista, egresada de la Universidad de Lomas de Zamora, trabajadora del SENASA y secretaria general adjunta de ATE Nacional: su nombre es María Mercedes Cabezas. 

Mercedes es feminista y militante política, se inscribe en la lucha de los 30 mil detenidos desaparecidos y forma parte del bloque de Unión por la Patria. Desde esa raíz popular lucha por defender los derechos de las y los trabajadores del Estado, oponiéndose a las medidas regresivas del gobierno actual. 

Oriunda de Monte Grande, la periodista de 44 años explica que llegó al puesto de Secretaria General después de seis años de un debate por el cual se logró que en los sindicatos estatales de todas las provincias se instale la paridad de género, la limitación de mandatos y la alternancia en los cargos ejecutivos. “Mis compañeros y compañeras me eligieron para que sea la primera secretaria adjunta en 98 años”, explica orgullosa.

Luego de que la última asamblea de Ni Una Menos ocurriera en la sede de ATE en el barrio de Balvanera, El Grito del Sur se contactó con Cabezas para hablar sobre los puntos en común entre el sindicalismo y el feminismo, las estrategias de lucha colectiva y las deudas pendientes.

“La derecha neofascista sabe que el feminismo es un actor político opositor que se planta ante la avanzada de derechos o ante la defensa de los que ya se conquistaron”, escribió la sindicalista hace algunas semanas en sus redes sociales.

¿Cuál es tu lectura de que en un país donde el feminismo avanza a pasos agigantados haya ganado una derecha radicalmente misógina?

Todo avance de derechos tiene una respuesta retrógrada. En este caso, el avance político del campo popular genera sus retrocesos y correlativos rechazos. Las fuerzas libertarias son profundamente machistas y vienen por los derechos que el feminismo supo conquistar en las bancas y en las calles. Lo que ellos no tienen en cuenta es que hay un gran sector de la sociedad que resiste e intenta avanzar sobre las deudas pendientes. Igualmente, el triunfo de La Libertad Avanza está condimentado de otras situaciones que nos llevan a pensar que si bien este sistema democrático es el mejor de los últimos tiempos, aún tiene falencias. Una de ellas es que el campo popular no pudo construir nuevos liderazgos, a lo cual se sumó la pandemia. El resultado fue que en nombre de la “libertad” se ponderen las libertades individuales sobre las colectivas. 

Recientemente se conoció la noticia del envío al Congreso de un proyecto de ley para derogar la Interrupción Voluntaria del Embarazo. ¿Creés que van a ir los derechos adquiridos?

Sin duda, creo que vienen por nuestros derechos. Sin embargo, la ley de IVE tiene la particularidad de que se discutió mucho, tanto en el Congreso como en las calles. Fue un debate transversal por fuera de los bloques partidarios, con la mirada de cada uno de los territorios. Considero que hoy el debate está saldado y que se trata de un tema de salud pública. Es muy difícil que se vuelva para atrás. 

¿Cómo afectan las medidas de Milei a las mujeres trabajadoras del Estado? 

Que haya un Estado disminuido, como plantea el actual presidente, nos afecta a todos. Las cuestiones inherentes a los trabajadores del Estado son las cuestiones de soberanía nacional. Ante la pérdida de soberanía y la pérdida de moneda que plantea el libertarismo, necesitás un Estado más chico, solo administrativo y no regulador. En realidad es una cuestión concatenada que tiene que ver con lo que pasa con el sistema político argentino. Lo primero que hay que hacer es preguntarnos qué tipo de Estado queremos, que en nuestro caso es uno que nivele las desigualdades estructurales del sistema, y en función de eso ver qué cantidad de trabajadores y qué tipo de estructura se necesita. Milei tiene una mirada economicista del Estado, es decir, en vez de analizarlo desde lo social lo hace desde lo económico.  

¿Qué pasa con las políticas de género en el Estado ante la desjerarquización del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad?

La desjerarquización del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad no solo es un problema en términos de financiamiento, sino que también se trata de un retroceso de un espacio que hemos sabido conquistar en las calles. Sabíamos que lo primero que iba a hacer un gobierno neoliberal era intentar borrarlo, porque también quiere borrar los debates y conquistas que lo envuelven. Vamos a seguir luchando por recuperar ese Ministerio porque entendemos que los problemas que atañen a mujeres y diversidades involucran a todo el campo popular ya que apuntan a la igualdad en el seno de la clase trabajadora.

¿Qué pasa con las masculinidades en el sindicalismo?

Como en la mayoría de las áreas, en el sindicalismo todavía perviven las estructuras tradicionales machistas. En el último tiempo se han conseguido muchos avances gracias a la Ley Micaela y la paridad de género. Creo que el movimiento feminista se está haciendo notar. Para trabajar con las masculinidades hay que dejar de pensar las políticas de género como medidas destinadas solo a mujeres y disidencias. Si seguimos pensando que las políticas de cuidado son para las mujeres y no las vemos como una tarea compartida, estamos en un gran problema. Si las mujeres tienen que elegir entre ir a una reunión o quedarse cuidando a un hijo, hay cosas por reparar para que puedan estar completamente representadas. Los feminismos luchan día a día para que las mujeres y disidencias puedan insertarse en el sistema laboral y son las más perjudicadas, las que mayor informalidad tienen y las que menos cobran. 

¿Qué redes pueden generar el feminismo y el sindicalismo para resistir estos embates? 

Nosotras hemos tenido la enorme responsabilidad de construir, en el momento de más fragmentación del campo popular, una intersindical feminista en las tres centrales. Apoyándonos en nuestras similitudes, las mujeres y disidencias fuimos capaces de conseguir las leyes de las que venimos hablando. Hemos tenido una tradición de ponernos al servicio del pueblo y avanzar colectivamente más allá de los espacios donde militamos. Ahora otros sectores se están dando cuenta que esas luchas no solo son cosa de mujeres sino de la sociedad, por eso otros movimientos han tomado al feminismo como referencia y lo han imitado en búsqueda de poner freno a los embates del «anarcocapitalismo». Las mujeres hemos sido ejemplo en esa materia y hoy más que nunca tenemos que construir espacios de debate para seguir avanzando. Creo que hay condiciones para hacerlo, creo que los tiempos históricos acompañan y por eso hay que ser consecuentes con ese mandato. 

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios