Viejas compotas que no dan respiro

🚍 Un Ómnibus que pasó por Warnes. Federales de Recoleta, el periodismo y la policía. Troskos, coherencia e incomprensión. Y los claroscuros donde likeamos a Moreno.

El palacio y la calle. Finalmente salió la Ley Ómnibus. Fueron tres jornadas interminables con discursos altisonantes y marchas calientes. El resultado estaba escrito de antemano: 144 a 109 con apenas algunas sorpresas. El Ómnibus pasó por el desarmadero, fundió capítulo fiscal y perdió parte del chasis pero el motor sigue en pie: las privatizaciones y las facultades extraordinarias fueron aprobadas en general y el Gobierno se anotó una victoria pírrica. El saldo es un importante desgaste del vínculo con todos sus aliados. Incluso con aquellos que hicieron más mérito que Martín Menem para que la ley saliera.

Radicales, cívicos y «federales» de Recoleta. El PRO jugó un all in e hizo más méritos que los célibes diputados libertarios. La UCR, de la que nada se esperaba, nada hizo. De De La Rúa a Macri, y ahora el cogobierno con el menemismo del siglo XXI. Manes y Juliano fueron los únicos radicales que votaron en contra. Lo hicieron porque podían: el yacobittismo la tensó desde adentro lo máximo que pudo y finalmente acompañó en general: se guarda sus cartuchos para la discusión en particular. Lousteau dirige el partido y no parecía buena señal mostrar incapacidad de encuadramiento a la primera de cambio. La primera te la regalan, la segunda.

Fotos: Santi Oroz

Capítulo aparte para Llaryora, el federal de Recoleta. El provincialista del ajuste logró quitar a Radio y Televisión de la Universidad de Córdoba del listado de empresas a privatizar pero cedió Radio Nacional, TV Pública y Télam. Corporativismo del fracaso: salvar la ropa propia y mientras tanto que el sol se muera. Llaryora gobierna una provincia donde Milei sacó el 75% de los votos, en gran medida porque Llaryora representa el peronismo provincial. Honra la memora de su padre la única díscola: Natalia de la Sota, que se distanció y ganó volumen hacia adentro del terruño mediterráneo. Pichetto tampoco pudo contener a todos: Randazzo y los lilitos demostraron ser más populistas (de derecha) que republicanos, pero los socialistas Fein y Paulón y la unipersonal Stolbizer votaron en contra.

El periodismo, la policía. Que no quede registro es la cuestión. Fueron 30 periodistas heridos y al menos tres detenidos el jueves. Matar al mensajero. Son coherentes: si el árbol cae en el bosque y nadie lo ve, entonces nunca cayó. Si nadie narra la represión, entonces entra en el terreno de la posverdad de un gobierno de twitteros y fake news. Este ataque es solo un acorde más en la sinfonía de violaciones a la libertad de expresión del gobierno liberal: cierre e intervención de medios, eliminación de los FOMECA y privatización de ARSAT. Ellos ven algo que los nuestros no vieron de la Ley de Medios a esta parte: la comunicación es estratégica y no tiene que ver con diseñar flyers con inteligencia artificial.

Fotos: Santi Oroz

Troskos, la calle, la coherencia y la incapacidad de entender la contradicción principal. Desde el primer día, el Frente de Izquierda y sus numerosos satélites artificiales salieron a la calle para enfrentar a Milei. Si la coherencia fuera capital político, Del Caño sería Lenin. Pero la incapacidad de comprender la contradicción principal los ahoga en un vaso de agua: en la Plaza Congreso las columnas troskistas cantaban contra la CGT pero no mencionaban a la AEA ni a la Corte Suprema. Cuando bajaron los diputados de Unión por la Patria, un buen número de militantes troskistas los hostigaron como si se tratara del mismísimo Ramiro Marra. Bajaban a solidarizarse y acompañar, pero los quisieron correr a los empujones. Extraña manera de encarnar la «unidad de los trabajadores». Mi trosko preferido sigue siendo el Cabra de las Manos de Filippi, más vigente que nunca. Los mejores y los únicos.

Fotos: Santi Oroz

Palazo, bala de goma, Gendarmería, la Federal. No importó nada. Durante tres jornadas confluyeron partidos de izquierda, asambleas de todo tipo y latitud, La Cámpora, el Evita y hasta la Juventud Radical. Y, durante las tres jornadas, la música de fondo fue la de la represión. Incluso intervino la Prefectura, pese a la ausencia de cursos de agua en el Congreso. Ésta es la definición simbólica del Gobierno: mano dura. Incluso el capítulo fiscal de sus reformas puede esperar. Pero la violencia estatal es el único área de lo público donde los liberales se transforman en keynesianos. Una de las ganadoras de la semana termina siendo Patricia Bullrich, sin costo parlamentario y con el acumulado político de la represión.

El fracasito inicial de la resistencia parlamentaria. El peronismo sigue buscando una brújula. Con los gobernadores regalados y el PJ muerto y en Madrid, la apuesta por meter una buena bancada en Diputados no fue suficiente para frenar el Ómnibus. Queda el Senado, donde los números parecerían levemente mejores pero donde las lealtades de pago chico pesan fuerte. Con Cristina y Massa en sus cien días de soledad, la pregunta por el liderazgo vuelve a aparecer y son pocas las respuestas. Rosas, Perón, Néstor. El peronismo precisa un Restaurador. Mientras tanto, el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer y en ese claroscuro megusteamos a los Moreno, los Cúneo o los Biondini.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.