¿Qué onda con el chucu de la venta del iris?

👁️ Parece un chucu, un engaña-pichanga, una estafa. Pero cuando la viveza no es criolla sino transnacional y cuando la seguridad personal y la soberanía nacional corren riesgo, la cosa es más preocupante. ¿Quién está detrás de Worldcoin y por qué le interesa pagar en criptomonedas por tus datos biométricos?

Un chucu, un engaña-pichanga, una estafa. El tipo con tres nueces y la pelotita, el billete roto de Nueve Reinas, el de los perfumes importados de segunda mano, el falso secuestro desde la cárcel, el enamorado web que escribe desde Nigeria con la foto de un soldado yanqui. Las crisis y la viveza criolla suelen traer trucos creativos para hacerse del mango. Pero cuando la viveza no es criolla sino transnacional y cuando la seguridad personal y la soberanía nacional corren riesgo, la cosa es más preocupante.

Parque Centenario. Martes a la tarde. Cinco chicos jóvenes, que podrían haber sido tarjeteros, arbolitos o promotores de viajes de egresados, caminan por alrededor del lago con una esfera plateada. El objeto llama la atención: parece un satélite, algo moderno, novedoso, tecnológico. Los más jóvenes se acercan a mirar y charlan con el que parece el jefe. Un grupo de dos vendedores sale a hacer la recorrida, banco por banco, militando, evangelizando. «Hola, ¿cómo andás? ¿Ya te hiciste el scanneo del iris?». Ofrecen un pago en criptomonedas de dudosa procedencia. Son solo treinta segundos y te llevas unos 30 dólares que te depositamos en una billetera virtual. Agradezco y paso. La parejita de al lado mío acepta.

Redacción de El Grito del Sur, barrio de Monserrat. En la puerta me recibe Norma, que trabaja hace años en el Centro de la Memoria que nos aloja. «¿Vos te hiciste eso del iris?». Le digo que no, que no entiendo bien de qué va pero que puedo oler la estafa a la distancia. Que es como darle a un extraño tu huella digital. «Igual ya la tienen», me responde Norma. «Yo voy a ir en el almuerzo. Están acá en Entre Ríos. Pagan como 60 lucas». Paso por ahí y veo la misma secuencia que en el Centenario. Hace unos meses, en la puerta de Pinar de Rocha había una cola larga para escanearse. En Mar del Plata, en plena temporada, aparecieron también. No son estafadores cuentapropistas. Parece algo más grande.

«Lo que se negocia acá es la captura de la imagen del iris. El iris no se vende sino el dato biométrico del iris, un mecanismo para identificar de forma unívoca a una persona. Es como una huella digital: vincula una característica particular del iris con una persona». La que explica es Beatriz Busaniche, investigadora de la Fundación Vía Libre y activista por los Derechos Humanos en entornos digitales.

Worldcoin se llama la empresa que está por detrás. En su página web presume acumular más de 4 millones de perfiles de ojos de diferentes personas en 120 países alrededor del mundo. «Worldcoin está diseñada para convertirse en la red financiera y de identidad humana que preserva la privacidad más grande del mundo, de modo que todos seamos propietarios», es su presentación oficial. Algo huele mal en esa idea de mercado libre donde «todos nos beneficiamos».

«Wolrdcoin es una empresa vinculada a Open AI, a Sam Altman y a los empresarios multimillonarios de la industria tecnológica multinacional. Están interesados en dos elementos que hacen a la soberanía de una nación: la moneda y la identidad de los ciudadanos. Generan una criptomoneda sin respaldo alguno y un mecanismo de identificación de ciudadanos. Hay una cuestión geopolítica que tiene que ver con una mirada estratégica del sector privado que pretende asumir roles claves que en general toma el Estado», agrega Busaniche.

La propiedad de los datos en manos de la empresa se exige como «prueba de humanidad»: el objetivo declarado públicamente es el de identificar a la persona como un humano y no como un robot con toma automatizada de decisiones. Una especie de captcha en versión real. Pero la entrega del iris para la concreción de esa base implica la renuncia a un dato personal y unívoco, que no se puede reemplazar. «La huella digital, el rostro o el iris, ante una filtración de seguridad, no tienen reemplazo», sostiene Busaniche. «Si tenés un mail o una cuenta bancaria y sabés que la seguridad de esa información fue comprometida, podés cambiarla. Con el iris o la huella digital, no hay chance de reemplazarla».

¿Qué hacer ante el avance de estas estafas? La semana pasada, la Provincia de Buenos Aires intimó a dos empresas dedicadas a comprar iris. Se tratan de la propia Worldcoin Foundation y de Tools for Humanity, cuyas usuarias y usuarios eran instadas a brindar esa información a cambio de instalarse la app WorldApp y obtener criptomonedas, según consignó el medio digital Enganchate Rock. El Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de PBA requirió que las empresas brindasen explicaciones de las actividades realizadas en los municipios de Morón, Mar del Plata, Avellaneda, La Matanza, José C. Paz, Florencio Varela, Quilmes, San Miguel y Pinamar. Según la propia cartera provincial, la iniciativa vulneraría el deber de seguridad, el deber de protección de la salud e integridad de las personas, el derecho a la información y el principio de prevención de daños.

«El gobierno español ha prohibido la captura de datos. Esto es lo que debe hacer el Estado. Son datos sensibles. El año pasado el Estado argentino, por medio de la Agencia de Acceso a la Información Pública, dijo que iba a iniciar un expediente en relación a esto pero aún no tenemos resultado de ese procedimiento. Entre tanto, el Estado debe impedir que se sigan entregando estos datos, proteger los derechos de la ciudadanía, bloquear la sesión de esa información a terceros e impedir la salida de estos datos del país. Esto es tráfico transfronterizo de datos. Es urgente que haya una campaña para que se deje de hacerlo: ofrecen una cifra muy exigua que solo se comprende en el marco de la situación de necesidad que está pasando la sociedad argentina en estos momentos», concluye Busaniche.

Ni pequeños estafadores ni malandrines de barrio. Una empresa transnacional vinculada a capitales multimillonarios que atenta contra la soberanía, trafica datos y paga monedas, en criptomonedas. Antes de vender el iris por un par de pesos, vale la pena tomar conciencia de qué se hará con esa información tan sensible, quién se la lleva, cuáles pueden ser las consecuencias. Por ahora, de un gobierno nacional que cree en la mano invisible del mercado, en la libre oferta y demanda, y en las mesiánicas fuerzas del cielo, poco puede esperarse. Toca organizarse y tomar conciencia. No te regales, ni vos ni tu iris.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.