Sexo y crisis económica: ¿ahora sí que no se coge?

💋 Entre la inflación y el amor, El Grito del Sur reunió las voces de cuatro especialistas para saber cómo afecta la crisis económica en los hábitos sexuales.

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Garchar, fifar, coger, fornicar, copular, hacer el amor, enterrar la batata. No importa como se diga, el sexo atraviesa todo lo que vivimos. Ya sea por mucho o por poco, por deseo o por falta de éste, la sexualidad configura nuestra manera de ver el mundo desde épocas lejanas, cuando era una cuestión de supervivencia y apareamiento. Si bien muchas cosas han cambiado en nuestra sociedad, más aún desde la introducción de internet y las aplicaciones de citas, el deseo por encontrar alguien con quien compartir la intimidad pervive. ¿Cuánto nos influencia el entorno a la hora de encontrarnos con otres? ¿Puede la crisis económica repercutir en los hábitos amatorios? 

Hace algunos días publicamos en nuestra cuenta de Instagram un posteo titulado “Acá sí que no se coge”, en referencia al icónico sketch de Diego Capusotto. La imagen, que daba cuenta de la crisis de los hoteles alojamiento, no tardó en llenarse de comentarios irónicos: “Para qué querés ir a un telo si ya te garchan en el supermercado”, “Usted será cogidx por el gobierno, ni necesita telos”, “Al final la casta era mi concha”, se lamentaron nuestros seguidores. Si bien a simple vista las interacciones provocan risa, una duda queda flotando en el ambiente: ¿realmente cogemos menos cuando hay recesión? Para encontrar la respuesta, consultamos a algunos especialistas. 

“Me parece que antes de preguntarnos si cogemos menos por la crisis deberíamos preguntarnos qué significa para nosotres coger”, explica a este medio Lucas ‘Fauno’ Gutiérrez, periodista y activista, puto y persona VIH+. “Nuestra sexualidad es mucho más amplia que lo penetrativo y muchas veces tiene que ver simplemente con el encuentro. Personalmente, a mi cuando hay crisis económica me baja muchísimo la libido, pero no creo que funcione de manera uniforme”, asevera.

“Como cualquier crisis, la crisis económica repercute en todos los aspectos de nuestra vida. No podemos ser inmunes a lo que sucede porque somos un todo. La crisis económica acentúa dos procesos totalmente comunes del ser humano: la ansiedad y la depresión, esto repercute principalmente en la libido y los procesos vinculares. En la libido porque nuestra atención está puesta en otro lado y en lo vincular porque afecta a la formación de parejas”, cuenta Sol Ferreyra -más conocida como Sol Despeinada-, médica y comunicadora en Salud Sexual y Reproductiva.

Sol Despeinada

“En verdad, lo que tiene que ver con la crisis económica se llama el estrés crónico y está demostrado que éste impacta más en nuestra salud que el estrés agudo, que es aquel que tiene que ver con un evento puntual, por ejemplo un accidente de tráfico. Argentina tiene el nivel número uno de burnout en la región; por lo tanto, vivimos muy estresados. El estrés impacta en la salud física, emocional y en la satisfacción sexual”, asegura por su parte la psicóloga y sexóloga clínica Cecilia Ce, autora de los libros “Sexo ATR”, “Carnaval toda la vida” y “Vinculear”.

“No estoy segura de que se coja menos por la crisis. En mis espacios de consulta noto que, si bien es más difícil tener una cita en términos económicos, hay una transformación del encuentro. Creo que hay mucha calentura en la lucha que engloba a los colectivos que resisten contra la derecha. El sexo puede ser un espacio de disfrute y goce frente a una atmósfera general de mucho agobio y desánimo por la pérdida de trabajo y la exigencia de trabajar más horas solo para sobrevivir. En ese sentido, un encuentro sexual puede traer distracción de la sobrexigencia del día a día”, señala Tati Español, divulgadora, tallerista y autora del libro «Todo sobre tu vulva».

Tati Español

Después de la pandemia y el obligado paso por la virtualidad, la vuelta al cara a cara tuvo sus bemoles. A mucha gente le costó poner el cuerpo y la ansiedad se vio acentuada. A esto le siguió la debacle económica, que complicó aún más las salidas recreativas. Los planes se espaciaron o directamente quedaron postergados para cubrir gastos primarios. Los ceños fruncidos se volvieron más comunes y las quejas por situaciones cotidianas, como costear el transporte, se acumularon.

En septiembre de 2023, Gleeden -una aplicación de encuentros extraconyugales- realizó una encuesta con 5100 usuarios argentinos para saber cómo afectaba la crisis económica a su vida sexual. Las respuestas fueron abrumadoras: “el 78% de los encuestados señaló que la crisis económica tiene un impacto negativo en su vida amorosa, principalmente a la hora de conocer gente nueva”. Además, “el 45% de los participantes mencionó una disminución en su deseo sexual en medio de la crisis económica”. Asimismo, el 52% de los encuestados ha reducido la frecuencia con la que visitan albergues transitorios y hoteles debido a las dificultades económicas. 

“Conocer gente habitualmente es un evento social que desde ya está atravesado por la clase socioeconómica, como todo lo que tiene que ver con lo recreativo. Creo que quizás la crisis hizo que se cambien los lugares a donde salir: es decir que en vez de frecuentar restaurantes o boliches, se organizan más juntadas en una casa por ejemplo. Esto favorece la intimidad y a veces puede funcionar como un dispositivo de enlace social. Cuando digo esto no quiero justificar la crisis, es sólo que a algunas personas tal vez les resulta más fácil relacionarse con amigos de amigos en un departamento que con totales desconocidos en un bar”, explica Sol Despeinada.

Con la incertidumbre laboral, las salidas a los restaurantes y bares se restringieron y el teatro o el cine pasaron a ser hábitos casi privativos. Cada cita debe valer por lo menos el incentivo para cubrir el cubierto. Al respecto, el 74% de los encuestados por Gleeden dijo que redujo la frecuencia con la que salen a comer a restaurantes debido a la situación económica y  el 92% de los usuarios afirmó buscar otras formas para encontrar nuevos amantes. Párrafo aparte merece el caso de quienes deben postergar su independencia, volver a la casa familiar u optar por alquilar entre varios, lo que puede dificultar la intimidad. 

Lucas Fauno

“Pensar la idea de esparcimiento como un lujo es errado porque el ocio debería ser parte vital de nuestro cotidiano. No estoy hablando de algo obsceno, sino de darse algún gusto. Esparcirse no puede ser un privilegio. Es algo cruel”, contesta Fauno, que actualmente es editor de audiencias en Agencia Presentes y columnista en Radio FutuRock.

Ante este panorama adverso, las angustias aumentan al ritmo de la inflación y la crisis saca la peor cara visible. Como sucedió en el 2001, se hacen más frecuentes las depresiones por cuestiones laborales y la sensación de que el futuro será catastrófico. Esto deja poco lugar al deseo y al placer y mucho menos a la fantasía. En el momento donde más se necesita compañía, la cabeza está tan tomada por las preocupaciones que puede repercutir en una baja de la libido. Esto recrudece cuando se trata de mujeres y disidencias, ya que ellas son las que cuentan con mayor informalidad laboral, a las que más les cuesta insertarse en el mercado y las que muchas veces dedican su poco tiempo libre a cuidar a otres o a realizar tareas domésticas. 

“Todo afecta más a las disidencias. Pensemos que una persona travesti, trans o no binarie tiene muchísimas dificultades para entrar en el sistema laboral y, por lo tanto, se verá más afectada por la crisis. Una marika o torta con expresión visible también. Si tenés dificultades al acceso laboral te cuesta más desde comprar la comida hasta alquilar una vivienda, solamente por ser quien sos. Esto hace mucho más complejo establecer ciertos vínculos en una sociedad odiante”, asegura Lucas Fauno. “El panorama actual empeora una situación de por sí desfavorable para un colectivo vulnerable”, enfatiza.

“La crisis económica -aparte de la satisfacción- baja el deseo sexual de la mujer, porque tenemos mayor vulnerabilidad al estrés. A los varones lo que más los afecta tiene que ver con la pérdida de empleo, porque pone en duda el rol del macho proveedor. No podemos dejar de pensar a los vínculos sexo afectivos en su entorno político. Esto tiene un impacto clave en el autoestima y en el ánimo”, cuenta Cecilia Ce. 

“Con la crisis se volvió mucho más difícil salir a bailar, ir a una fiesta, ir al cine. Muchas personas que antes podían pagar una niñera para salir ya no llegan a hacerlo. A veces esto genera una frustración compleja”, describe Tati Español. “Veo también en mujeres y disidencias una caída de todo lo que implica el ‘montaje’ de su expresión de género, que va desde comprarse el maquillaje lindo, ponerse glitter o teñirse el pelo. Históricamente, nos han enseñado a construir la autoestima en base a eso y puede ser muy doloroso no lograrlo”. 

Además, Español afirma que la diferencia en la manera en que impacta la crisis puede derivar en comparaciones dentro y fuera de la pareja que dificultan el manejo del dinero y las emociones. “En estos meses algunos perdieron su trabajo y otros todavía tienen más acceso al dinero o ahorros. Allí se puede dar una comparación que genera mucho dolor, angustia y crisis. También veo más peleas en las parejas heterosexuales por el manejo del dinero y lo que implica para los hombres tener que llevar el sostén a la casa”, continúa.

Cecilia C.

Luego de escuchar las respuestas, solo queda agregar que la posibilidad del encuentro también puede ser un salvavidas que nos cobije en momentos de ansiedad y nos permita superar las angustias propias, las crisis económicas, laborales y anímicas. El otro como un lugar de cobijo y encuentro. El otro como un abrazo en todo sentido. Tal vez se trate de ser más cuidadosos con los demás y entender que todos estamos pasando un momento complejo. Dar un tiempo al mimo y la caricia y lograr un ambiente propicio para que, ya se trate de una pareja formal o un encuentro espontáneo, el sexo pueda ser un lugar de comunión y tranquilidad, un remanso de cariño frente a tanta desavenencia. 

“Creo que, a pesar de todo, surgieron otras maneras de conectarse a raíz de la crisis. Veo muchas personas que encontraron otro modo de reunirse, de charlar, de encontrarse a mirar pelis, de generar intimidad. También hay erotismo ahí. Yo abogó por nuevas formas de encontrarnos”, señala Tati esperanzada. “Veo mucha gente volviendo a la militancia transfeminista, que es un espacio donde lesbianas y personas bisexuales hemos encontrado otro tipo de deseo y eso también tiene que ver con la sexualidad. Hay calentura en la lucha feminista y una reactivación de ese fuego que es muy estimulante y a veces es lo que nos mantiene en pie”.

“El sexo es un refugio en general y más con una crisis económica en marcha. Para algunas personas, la libido se activa ante estímulos positivos y para otras ante estímulos negativos, porque buscan algo de índole sexual que les genere placer. El sexo en los contextos adecuados y seguros es una fuente de goce, de conexión con uno mismo y los otros. Todo lo que sea disfrutar y ejercer nuestra sexualidad, dentro del consentimiento, siempre va a ser algo que nos aporte un momento de felicidad. De hecho, los eventos fisiológicos que se generan por un encuentro sexual -la liberación de hormonas, por ejemplo- son un estímulo beneficioso para nuestro cuerpo. Sin duda, es un refugio ante la realidad que vivimos en estos días en nuestro país”, concluye la médica de rulos despeinados. 

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios