Fútbol y diversidades: la pelota tiene nombre y pronombre

⚽ Fútbol Disidente y Femimixta es la historia de dos experiencias que combinan la pasión por el fútbol con una lucha colectiva.

Cuando Fernando, une de les profes, termina de colgar la bandera de seis colores (rojo, naranja, amarillo, verde, azul, violeta), estandarte de la lucha de las diversidades, el grupo hace una ronda. No hay ninguna razón especial para hacerla: va a ser una tarde noche normal, de un entrenamiento común, de fútbol corriente. Pero todes se juntan. Cada une se dice cómo se llama.

Presentarse es identidad. Con un nombre, entonces, no alcanza. Cada integrante de esa ronda indica también su pronombre. Una leyenda colgada en el predio de la calle Terrada, en Flores, dice “yo, vos, elle, nosotres, ustedes, elles”. Sobre todo nosotres.

Fútbol Disidente

Otra forma de pensar al fútbol

Femimixta y Fútbol Disidente son dos proyectos futbolísticos que encaran la práctica, el juego y la competencia desde la perspectiva del colectivo de las diversidades. Ambas experiencias tienen entrenamientos semana a semana en Flores y Caballito, en el primer caso, y en Villa Crespo, en el segundo.

Desarrollan una propuesta concreta: un fútbol que se aparte de los valores misóginos y machistas que muchas veces se encuentran alrededor del deporte. Buscan incorporar al deporte más popular del planeta a muchas personas a quienes se les fue negada la posibilidad de tener una pelota en sus pies en su niñez, adolescencia o cualquier edad. Todes les entrevistades en esta nota marcan, vale decirlo, que el contexto político resalta la importancia de estos espacios.

“Nuestro proyecto surge en cuarentena», dice Aye, profe de Femimixta. «Queríamos un espacio diferente. Empezamos a ver que no había lugares seguros para personas trans y no binarias. Queríamos que sea femenino -agrega Agus- y de diversidades porque había pocos espacios que se corrieran un poco de las masculinidades”.

Fernando, también de Femimixta, piensa que “la cultura hegemónica, patriarcal, machista que se ha legitimado de manera transversal y toca el fútbol, da lugar a que podamos pensar, como en el resto de la vida, que las cosas no son así sino que están así, provisoriamente, pero que pueden ser transformadas y más cuidadas”.

Por su parte, Leyla -DT de Fútbol Disidente- comenta que el proyecto surgió a partir de que muches jugadorxs no binaries se sintieron apartades de los entrenamientos o partidos tradicionales. “Tengo varies amigues transfeminidades, transmasculinidades, no binaries que se quedaban afuera de varios espacios deportivos formales como clubes. Entonces nace la iniciativa de crear un espacio recreativo, formativo y competitivo para darle a estos compas un lugar seguro para practicar este deporte”. A Leyla no le gusta la palabra “inclusión”, piensa que no es precisa: “De alguna forma llama a decirnos que estamos por fuera de algo, por eso a veces no nos gusta esa palabra, por eso decimos ´disidente´”.

“Acá lo que decimos siempre -continúa Leyla- es que el fútbol disidente tiene la mixtura real. Vamos a encontrar compas de diversas identidades, de diversos cuerpos y edades. Nosotros decimos que no hace falta tener ni experiencia ni un proceso en el deporte previo para sumarse. Hay que tener ganas de venir y compartir. El fútbol nos fue negades a la gran mayoría desde los inicios. No nos dieron la pelota desde chiques ni nos la regalaron en el arbolito de navidad. La idea es que ahora conozcan este deporte maravilloso”. Se acuerda Leyla cuando le decía a su padre que quería jugar a la pelota y él le respondía que no había lugares para eso.

Paule, que juega en Fútbol Disidente, está sentade en el banco de madera mientras corre el entrenamiento. Conceptualiza lo que expresan este tipo de experiencias futbolísticas. Habla de “fútbol no capacitista”.“Pueden estar diferentes tipos de cuerpos y edades”, indica y agrega: “En un partido competitivo solamente pueden entrar las personas consideradas ́ las mejores´. Eso pasa en la mayoría de los clubes. Quedan muchas personas afuera que quieren jugar y no pueden hacerlo por las trabas que se ponen”.

Fútbol Disidente

El fútbol es identidad. Mientras suena “cachengue” de fondo, Sofía, que espera que roten los equipos al lado de la línea de cal, cuenta que hay solamente dos cosas que sabe que no van a cambiar en su vida: ser trans y de Boca. Tiene una remera del Manchester City con el dorsal y el nombre de Julián Álvarez. Cuando le recuerdo que está usando la camiseta de un ex jugador de River, me dice que es casualidad, ya que su equipo tiene remera celeste y no quedó otra.

Fútbol para todes

En el medio del ejercicio, Fernando hace una pregunta al resto mientras acomoda cosas: “¿Qué les parece más entretenido, dos o tres equipos?”. Opinión tienen todes.

-Tratamos de que sea horizontal.

Los patrones y estereotipos corrientes responden a un sentido común. “Una persona nos contó que siempre en su casa le negaban jugar al fútbol. Le decían: ´no, tenés que jugar al hockey’ ́”, cuenta Agus. Aye, por su parte, indica que “hay gente que nos dice que le hemos cambiado la vida”. Les tres profes de Femimixta cuentan que vieron cómo una persona que se emocionaba por haber comprado de adulte sus primeros botines. “Pusimos ´sin limite de edad´ y esa fue una forma de incluir. Hubo gente que nos dijo que ya tenía 50 años y que, por eso, ya no podría jugar. Antes no podía jugar por su género y ahora siente que no lo podría hacer por su edad. Acá la idea es ser inclusivo en todo”.

Leyla cuenta que fueron a jugar un torneo que los tenía en la punta de la tabla de posiciones. El certamen fomentaba la inclusión, pero la situación no fue la esperada: “Nuestros compas, sobre todo las transmasculinidades y les no binaries, se sentían mal porque nos presentamos a un torneo inclusivo que era más femenino que otra cosa. Íbamos punteros y nos terminamos retirando de ese torneo. Por comentarios de los equipos contrarios o de las tribunas”. Les llevó a una definición: armaron un torneo propio, que arrancará el 7 de abril.

Muches jugadorxs se quedan sin un lugar cuando transicionan o no se encuentran representades según los parámetros binarios. El fútbol “masculino” y “femenino” encuentran ese límite. Facundo, profe de Fútbol Disidente, comenta sobre una “tercera categoría” de la que aún mucho no se sabe. Esa forma es una definición política que se lleva como bandera en este tipo de experiencias. Por ejemplo, la forma de entrenar es recreativa (en Femimixta no se cuentan los goles), se promueve el cuidado del cuerpo ajeno, se valora el compañerismo por sobre la competencia. Facundo sostiene que el diálogo entre compañeres es un valor fundamental, en caso de que alguien, en caliente por el juego, agreda a otra persona o algo similar: “Hablamos con la persona que tuvo una actitud que no estuvo buena o que puteo y le recordamos que tratamos de construir otra cosa”. La financiación es una forma de incluir: en ambas experiencias se cobra un aporte que no es una barrera para quien no pueda hacerlo. Con esa plata se sostienen los proyectos.

Juan, que juega en Fútbol Disidente, cuenta que cada integrante del equipo juega siempre los mismos minutos que el resto. A su vez, muestra que tienen interés en jugar siempre por los puntos. “Acá se reúne lo deportivo y lo competitivo. Nos apoyamos, nos alentamos. Nos reúne aprender a jugar a la pelota. Ganar con este equipo para mi es un montón. Por más que estemos excluidos, la idea es insertarse en esos espacios. Nos reunimos recreativamente pero está bueno ir y presentarse en torneos que siguen siendo binarios y decir ´acá estamos nosotros, podemos jugar 40 minutos, hacer goles y hacer altas jugadas´”.

Leyla da indicaciones. Fútbol Disidente juega. Mete goles. Gana. En un momento la pelota se va afuera y pide el cambio. Se saca el cronómetro colgado del cuello y se pone, rápidamente, una pechera. Es une más. “El técnico es el que está afuera y dice cómo las cosas tienen que ser. Me parece mejor si jugamos todes juntes”.

Femimixta

Del otro lado

Monse, Sofía, Leonela, Fernanda, Giuliana, Paule, Juan y Marian juegan en ambos proyectos. A veces, cuando se escucha, no queda nada más que decir.

Monse recuerda que no la dejaban jugar al fútbol por nena y relata “violencias” de las que “no quería ser parte”: no entender de pronombres, fomentar la meritocracia, gritar “quebralo” al rival. Siente, a su vez, que Femimixta es una invitación abierta y un “lugar atravesado por la ESI y el respeto a la diversidad”.

Sofía resalta la palabra identidad. Leonela subraya valores en pocas palabras: “Empatía, compañerismo, amistad, confianza, compromiso, organización, militancia”. Resume algo que considera de vital importancia: “Se puede. Si te sale mal no pasa nada”.

Giuliana cuenta: “Cuando era chica y quería jugar con los varones no nos dejaban. Las mujeres o handball o vóley. El pibe que peor juega al fútbol capaz se considera que juega mejor que una chica. No te incluyen desde los colegios, no está visto como un deporte para las chicas”.

Femimixta

Paule plantea que Fútbol Disidente “es un espacio donde hay diferentes tipos de identidades que van más allá del binarismo. Es un equipo donde hay disidencias sexogenéricas y me siento cómoda en este espacio”.

Marian recuerda: “No encajaba dentro del binarismo para jugar. No me sentía cómodo. Acá estoy super relajado y seguro. Se puede disfrutar y ser uno mismo. Uno puede ser libre acá”. Juan afirma que en Fútbol Disidente los une la misma exclusión.

Fernanda dice que Femimixta vino a “romper un paradigma”: “De la propuesta me gustó el no juicio a otros cuerpos, hacia las habilidades del otro, al hecho de no llevar al adversario al parámetro de enemigo”. Comenta que descubrió que puede hacer cosas que pensó que no podía. También recuerda que en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde hizo la secundaria, varies quedaban marginades del fútbol a la hora de elegir los deportes. También dice que ahora puede ver fútbol con tranquilidad: “No entendía a los hinchas que iban a la cancha aunque llueve o truene. Ahora sí. Además miro un partido de fútbol y digo ´esto está bien, esto está mal. Yo hubiera hecho esto o esto otro´”. A veces todo se resume en una frase.

-Ahora estoy del otro lado.

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