Luego de un masivo Encuentro Plurinacional que reunió a 130.000 personas en territorio puntano, El Grito del Sur habló con Pamela Mackey, vocera del evento, para conocer cómo se vivió desde dentro el pogo feminista más grande del mundo.
Los talleres, las marchas y el nombramiento de la nueva ministra en un momento donde el movimiento feminista busca volver a postularse como uno de los factores fundamentales de cambio social.
¿Cómo viviste el Encuentro durante estos tres días?
Fue muy intenso, con mucho trabajo pero también aprovechando que cada momento estuvo cargado de emoción. Primero estuvo el acto de apertura, donde durante casi una hora atravesamos varios ejes de lo que le está sucediendo a las mujeres y disidencias a lo largo del país. Después tuvimos las dos marchas muy conmovedoras y masivas, más para San Luis donde no estamos acostumbradas a esa cantidad de gente. Los talleres también fueron muy concurridos con 105 temáticas, de las cuales se leyeron las conclusiones el lunes por la mañana. Allí tuvimos la oportunidad de elegir la nueva sede del Encuentro donde vamos a reunirnos el año que viene, que es Bariloche (Río Negro).
¿Qué talleres tuvieron una mayor concurrencia?
No te puedo decir en específico, pero casi todos los talleres se han subdividido en dos, tres o hasta cuatro comisiones. Cada taller fue teniendo dinámicas propias. Entre los temas más charlados, la plurinacionalidad estuvo muy presente y atravesó todas las instancias de debate en los talleres de manera transversal, que ese era el objetivo de este Encuentro. Las mujeres afros y migrantes, los feminismos populares y barriales también fueron de mucha concurrencia.
¿Cómo fueron las marchas?
Hermosas, hubo mucha alegría. Además de la imagen de la marea ocupando todas las calles, las marchas fueron super tranquilas. Hubo una gran demonización previa al Encuentro, les dijeron a los comerciantes que iban a romper todo y no pasó absolutamente nada de eso. Realmente pudimos mostrar que eso no era así, que nuestras luchas son pacíficas.
¿Qué distinguió a este Encuentro de los anteriores?
Varias cosas. Por un lado, desde un principio empezar con una ceremonia ancestral donde las mujeres ranqueles tuvieron una presencia tan fuerte. Luego el discurso inaugural donde hubo posiciones fuertes y eso tuvo que ver con la autonomía política de la comisión organizadora. Realmente pudimos expresar las situaciones de nuestros territorios. Fue muy contundente que nos acompañe durante todo el Encuentro la mamá y la abuela de Guadalupe Gómez Lucero, la niña que todavía seguimos buscando. También estuvo una de las compañeras de Kurdistán, así como las mujeres del buen vivir denunciando la realidad de las presas políticas y las detenidas mapuches. A su vez, en las conclusiones fue muy movilizador el protagonismo de las niñeces y las adolescencias como un eje que atravesó muchos talleres e incluso salió la propuesta de hacer un Encuentro aparte. Eso fue super conmovedor.
¿Qué les queda como aprendizaje?
Para quienes nos tocó ser parte de la Comisión Organizadora, nos queda la masividad que hemos conquistado. El movimiento transfeminista en nuestro territorio es un faro a nivel mundial y es cierto que nuestro territorio es una experiencia única en el mundo. A su vez, nos desafió a garantizar todo lo que un encuentro de esta magnitud requiere. Muchas creemos que es importante seguir fortaleciendo instancias previas y realizando encuentros regionales donde cada territorio pueda desarrollar sus debates, que en los talleres se comparte esa territorialidad pero sería muy nutricio que antes los propios territorios se encuentren como para facilitar la reunión previa.
¿Cómo se tomó el nombramiento de Ayelen Mazzina como ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad?
Fue una noticia que nos sorprendió. Por un lado, está la cuestión de pensar cómo se construye la política desde un lugar que no es Capital Federal. En ese sentido, como parte del movimiento feminista y transfeminista tenemos que valorar que las miradas estuvieron puestas en San Luis. No solo para nosotras este Encuentro fue histórico, sino para las estructuras del Estado.
