“No es lo mismo ser trava en CABA que en el resto del país”

✍️ La escritora y militante trans Morena García habló con El Grito del Sur sobre la situación del colectivo en Rosario, las necropolíticas sobre la población trans y la idea de una "nación trava".

Morena García es autora de “Una sospecha de maquillaje”. Nació en Rosario en 1978, es escritora, pensadora, militante trava y peronista. “He sido puta y milito la ampliación de derechos”, dice con orgullo intravenoso. Define al cistema así, con “C” de cisgénero. En el marco del reclamo por una Ley de Reparación Histórica a nivel nacional para el colectivo Travesti Trans, habló con El Grito del Sur sobre los reclamos del sector y la mirada federal al momento de pensar los debates de género en nuestro país.

¿De qué manera existís siendo una travesti en un mundo heteronormativo que articula todo desde el binarismo?

Las preguntas por la vida de una trava siempre me parecen iteraciones. Ecos de realidades olvidadas y que no cuentan. Producto claro de un cistema que produce «normalidad» y alecciona al conjunto social con ejemplos tangibles de no transgredir las normas. Podés ser pobre y digno, podés ser marrón o negro y digno de la misericordia y caridad meritocrática pero no podés ser trava y digna. El cistema tiene necropolíticas que aplica al colectivo travesti/trans para aleccionar a lxs mismos y al resto.

¿Y cómo se vive puntualmente en Rosario?

No es lo mismo ser trava o trans en CABA que en el resto del país, sin mencionar Latinoamérica que no tiene muchas de las leyes que conseguimos aquí. Rosario es un microclima con respecto a derechos que garantizan muchas de las conquistas plurales que hemos conseguido. Por supuesto, con un acompañamiento y vigilia, ya que no debemos descuidarnos, y menos en tiempos de avanzada neoliberal y fascista.

Fotos: @amorrabioso

¿De qué manera te plantás ante una sociedad que desecha, estigmatiza y utiliza a las travestis para su fetiche, y no se hace cargo de luchar en conjunto por la ampliación de derechos?

Supimos construir el concepto de Nación Trava ante una sociedad que prefiere «unx hijx chorrx que travx». Hemos construido un paragüas donde cualquier identidad que desprecie o reniegue del binarismo biológico, que ha impuesto una carga mortal, puede refugiarse en él, incluso las identidades heterosexuales. La única condición para quedar fuera de ese paragüas es ser paki. Entonces, cuando existe la posibilidad de que el Estado no se haga cargo de los derechos conquistados, nos tendrán en la calle, en las plazas, en todos los lugares que también hemos sabido construir como trinchera de acción y resistencia.

¿Qué balance hacés de la Ley de Cupo laboral travesti-trans y su implementación?

La ley de cupo laboral travesti trans es una política de discriminación positiva, necesaria porque pone en escena laboral a quienes nunca fueron vistxs como sujetxs de derecho, sino como sujetxs peligrosxs. Si bien en un Estado que sufre los embates de desfalco y usura de gobiernos de corte estrictamente neoliberal, también está la lucha continua con quienes todavía ven lo travx/trans como una comodidad del género o avivadas. Las familias solo por ser «heterosexuales» (negando todo vínculo con nosotrxs) dicen que le quitamos el laburo a la «gente normal», y que es un privilegio entrar por un cupo. Que deberíamos hacer como ellos y conseguirlo a través de esfuerzo y currículum (me meo de risa mientras lo escribo). Las obras sociales, a pesar de la ley 26743 y de cobrarnos un extra por ser travxs/trans, se niegan a realizar las operaciones contempladas por la misma. En los alquileres, la justicia, la salud, siempre con un sesgo religioso, se amparan o accionan por los «buenos valores morales sociales».

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