Trabajar menos para que trabajen más

👩‍🔧La reducción de la semana laboral a cuatro días en España se efectuaría manteniendo los salarios actuales y busca ser una salida a la crisis de la pandemia. ¿Qué antecedentes tiene esta medida a nivel mundial?

La idea de reducir la semana laboral a cuatro días se está debatiendo en España y cada vez tiene más adeptos. Mientras avanza la discusión legislativa para aplicarlo en todo el país, varios comercios ya comenzaron a implementar una semana laboral de 4 días, algo novedoso que, en caso de alcanzarse, lo convertirá en el primer país europeo con esta modalidad. La reducción de la jornada de trabajo puede ser una forma de distribución de la renta, si se entiende como un elemento de bienestar social y también como reparto de la escasez de trabajo asalariado, ante las consecuencias del incremento sostenido de la productividad y de las altas tasas de desempleo. La crisis provocada por el COVID-19 abrió la puerta a un debate sobre la jornada laboral que lleva más de dos siglos sin fuertes modificaciones, a pesar de los grandes avances tecnológicos vividos en el mundo. En ese contexto, España busca aprobar una prueba piloto para demostrar su “viabilidad”.

El proyecto fue presentado en el Congreso español por el partido Más País, que conduce Íñigo Errejón (ex Podemos). Si bien al principio no fue tenido en cuenta por el Poder Ejecutivo, tanto la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, han manifestado su apoyo a esta medida. Y aunque desde el otro partido de la coalición gobernante, el PSOE, dijeron hace unos meses que no veían prioritaria la semana laboral de 4 días, algunas negociaciones parlamentarias recientes podrían finalmente abrir camino al proyecto.

La iniciativa presentada por Héctor Tejero, legislador de Más País de la regional de Madrid, consiste en un plan piloto de tres años que hará uso de 59 millones de dólares del fondo de recuperación de la Unión Europea por el coronavirus para compensar a cerca de 200 medianas empresas con el objetivo de que realicen ajustes en su fuerza laboral y reorganicen los procesos de trabajo a fin de adaptarse a una semana laboral de 32 horas. Los fondos serán destinados al subsidio de todos los costos extras de los empleadores durante el primer año de prueba y posteriormente se irá reduciendo la ayuda del Gobierno a 50% y 25% cada año consecutivo. La única condición es que el reajuste lleve a una reducción neta real de las horas de trabajo, mientras se mantengan los salarios determinados en los contratos de tiempo completo, explicó Tejero. “La idea no es que los fondos europeos paguen, y que los españoles trabajen menos. La idea es que los fondos europeos sirvan para aprobar medidas que pueden aumentar la competitividad y la productividad de las empresas, que es lo que pretenden”, agregó Tejero.

Los argumentos a favor de la medida plantean beneficios para la economía en general, ya que un fin de semana de tres días podría generar un mayor consumo, especialmente en entretenimiento y turismo, pilares de la economía española. Ya en el año 2013 en España, ante el aumento del desempleo por encima del 25% y la prolongación de la crisis económica de 2008-2013, el político socialista Alfonso Guerra defendió la jornada de 32 horas en cuatro días como forma de impulsar el empleo, pero no fue aprobado. Luego de eso, en el año 2017, se produjo una reducción de las horas de trabajo de 40 a 35 horas por semana, que según concluyó un estudio publicado este año por la revista Cambridge Journal of Economics, habría tenido como resultado un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 1,5% y 560.000 nuevos empleos. Además, los salarios también habrían aumentado a nivel nacional un 3,7%, lo que especialmente benefició a las mujeres, quienes más buscan trabajos de tiempo parcial, de acuerdo con el estudio.

Otra de las razones por las cuales el debate avanza en el país del Mediterráneo es el éxito que tuvo la empresa Software Delsol, situada al sur de España, que invirtió 400.000 euros el año pasado en la reducción de las horas de trabajo para sus 190 empleados y reportó que desde entonces tuvo una reducción de 28% en el ausentismo. Además, sus ventas aumentaron un 20% y ninguno de sus empleados renunció desde que fue adoptado el nuevo plan laboral. Esta empresa es un ejemplo para el movimiento 4Suma!, una “coalición de empresas y trabajadores que propone reducir la semana laboral a un máximo de 4 días para conciliar, aliviar los servicios públicos como el transporte y reducir el riesgo de transmisión” que comenzó a tomar fuerza al principio de la pandemia.

España no es el único que ha tenido este debate en el último tiempo. En el año 2019, el Ayuntamiento de Odsherred en Dinamarca inició una prueba de tres años para implantar la semana de cuatro días mediante la eliminación del viernes como día laborable para sus 300 empleados y empleadas. Más atrás en el tiempo, Francia aprobó la jornada laboral de 35 horas (año 1997), pero de forma voluntaria y con la ayuda de incentivos. No obstante, su aplicación ha sido desigual y bastante más limitada de lo que se pretendía y, en la práctica, la mayoría de las empresas cumple las 40 horas. En Alemania, por su parte, se trabaja en promedio 35 horas a la semana y el ingreso anual es de 50.000 dólares. Según algunos estudios, la reducción de horas de los trabajadores y las trabajadoras sirvió para que Alemania no viera afectada de manera drástica la pérdida de empleo. Situaciones similares se dan en países como Holanda, Noruega, Irlanda e Italia, y viene avanzando con gran fuerza un cambio similar en Finlandia.

Por otra parte, a principios de este año, la empresa Microsoft hizo públicos los resultados de un experimento llevado a cabo en sus oficinas de Japón, donde tras reducir la semana a 4 días de trabajo, pero manteniendo el salario, la productividad de sus empleados había aumentado un 40%. Esto ya había pasado en 2018 con la empresa Perpetual Guardian de Nueva Zelanda, la cual probó la semana de 4 días y comprobó una mejora en la productividad. En ese país, la empresa Unilever probará este año la semana laboral de cuatro días con el 100% del salario y la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, propuso al empresariado la implantación de la semana laboral de cuatro días para fomentar el turismo interno y potenciar la economía.

En un tiempo donde el crecimiento de la riqueza mundial es desorbitante, pero su repartición cada vez más desigual, solucionar los problemas de desempleo y pobreza deberían ser prioritarios. «Con la semana laboral de cuatro días (32 horas), nos lanzamos al verdadero debate de nuestro tiempo», dijo en Twitter Íñigo Errejón. «Es una idea a la que le ha llegado su hora», agregó. La jornada de 8 horas diarias en cinco días a la semana tiene casi 200 años, aunque fue establecida a nivel mundial en 1886, luego de los famosos sucesos de los “Mártires de Chicago” aquel 1° de Mayo que daría origen al Día del Trabajador. Desde aquel momento hasta la fecha, los avances tecnológicos han modificado los procesos productivos de manera rotunda, en donde los y las trabajadores/as no vieron mejorar sus condiciones a gran escala. 

“Reducir la jornada reduce el desempleo y la ayuda social innecesaria, incrementa recursos al Estado, posibilita subir jubilaciones. La tecnología debe ser la solución y no un problema para la clase trabajadora”, publicó Beto Pianelli (AGTSyP) cuando se cumplió un nuevo aniversario de la creación del sindicato que dirige, el cual consiguió una histórica reducción de la jornada laboral. “Queremos convencer con la idea de que lo mejor es la reducción horaria, ya que se generarían más puestos de trabajo con buen rendimiento laboral. Cuando se redujo la jornada en el subte, aumentaron los puestos de trabajo en un 25%. Esto fue posible en un momento donde la crisis se había llevado puesto a De la Rúa”, aseguró Pianelli y luego agregó: “La reducción de la jornada laboral, junto a una renta básica, puede ser financiada con una reforma impositiva progresista que acabe con la pobreza”.

Cabe resaltar que en nuestro país, la jornada laboral actual tiene vigencia recién a partir de 1929, a instancias del presidente Hipólito Yrigoyen, que envío al Congreso de la Nación la ley 11.544, la cual establece que la jornada de trabajo no puede exceder las 8 horas diarias o 48 horas semanales. Como en aquel entonces, los primeros cambios en relación a las jornadas de trabajo comienzan por los países desarrollados y llegan luego a establecerse en los dependientes. Aunque el plenario de Secretarios Generales de la CTA de los Trabajadores votó en 2020 como punto central para la resolución de la crisis actual “la reducción de la jornada laboral”, iniciando una campaña nacional para poner en agenda la idea “Trabajar menos para que trabajen más”. La prueba piloto en España puede ser el inicio de la salida a la actual crisis del mundo del trabajo, en donde las políticas neoliberales de flexibilización demostraron su ineficiencia. Cómo se replicará eso en la región y en nuestro país, aún está por verse.

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Nahuel March Rios

Delegado Gral. de la CGI Banco Credicoop. Siempre cerca de ser Sociólogo. Cuervo de alma por herencia y decisión (siempre Club Social, nunca S.A.). Militante por la patria liberada. Autopercibido periodista, win derecho y asador de achuras.