“La reducción de la jornada laboral ayudaría a generar nuevos puestos de trabajo”

🔧 Carlos Tomada habló con El Grito del Sur sobre las políticas laborales de la post pandemia. Aseguró que el teletrabajo “vino para quedarse" y se refirió al debate abierto por la UIA hace unas semanas: “No tiene ninguna importancia modificar el sistema indemnizatorio en la Argentina”.

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Si bien en la actualidad se desempeña como embajador argentino en México, la voz de Carlos Tomada está más que autorizada a la hora de hablar sobre las problemáticas del mundo del trabajo. Encabezó el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social durante doce años y medio, constituyéndose en el ministro argentino que mayor tiempo se desempeñó en esa función (de 2003 a 2015) y desde hace tiempo dirige el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETyD) de la UNSAM, un espacio de insumos importantes para el análisis de la temática. Mientras comienza a debatirse la posibilidad de una reducción de la jornada laboral, su opinión tiene aún mas relevancia. Es que se conocieron los resultados -publicados en el portal británico Autonomy- del ensayo realizado en Islandia para reducir la semana laboral a cuatro días, que fue calificado como «un rotundo éxito».

El experimento desarrolló su «piloto» entre 2015 y 2019 en el Ayuntamiento de la capital Reykjavik e involucró a 2.500 personas a quienes se les redujo la semana laboral a 35 o 36 horas -sin reducción salarial-. Según indicaron los resultados, los trabajadores y las trabajadoras demostraron una reducción del estrés, mejoraron su salud e incluso aumentaron el rendimiento del trabajo en casi todos los grupos. Y como efecto positivo colateral, muchos varones aumentaron su participación en las tareas domésticas. Sin embargo, también comienzan a aparecer ciertos reparos de sectores del campo popular que no confían del todo en los efectos positivos de la reducción de la jornada laboral, y consideran que esto puede traer como consecuencia una mayor “flexibilización”. Para ahondar en el tema y aportar su punto de vista, El Grito del Sur entrevistó a Carlos Tomada.

Se plantea que la pandemia agudizó el proceso de incorporación de tecnología en las relaciones laborales y que nos encontramos en medio de una crisis en el mundo del trabajo. ¿Qué opinas al respecto?

Por supuesto que la pandemia ha cambiado un montón de cosas y el trabajo está sintiendo el impacto de varios factores. Pero yo desconfío cuando se hace tanto hincapié en la “crisis del mundo del trabajo”, que incluye la finalización del trabajo, la aniquilación de millones de puestos laborales y cuando se habla de la pandemia en un sentido que genera un escenario de mayor sacrificio y mayor esfuerzo, como si no tuviéramos bastante. Soy cuidadoso con los avances tecnológicos porque siempre son presentados en contra del trabajo y de los trabajadores, pero para mí hay que demostrar que eso no es ni verdadero ni inevitable, como no es ni verdadero ni inevitable el fin del trabajo y mucho menos el fin del trabajo con derechos, para no hablar solamente del trabajo decente, que algunos no les gusta. Hecha esta aclaración, hay que pensar cómo hacer frente a los desafíos que la pandemia y la tecnología nos presentan. Está claro que existe un desafío en relación al mundo del trabajo que nosotros conocimos a finales del siglo pasado.

Son varios los países del mundo que están realizando pruebas de reducción de la jornada laboral. ¿Es ésta una forma sustentable de combatir la desocupación?

Creo que el tema de la jornada laboral debe estar en debate por varias razones. Primero, porque la reducción concreta de la jornada de trabajo puede ser pensada como un elemento para el bienestar. Y cuando hablo de bienestar, hablo en primer término de la salud de los trabajadores y de la población en general. La reducción de la jornada puede ayudar a un mejor manejo de la cuestión sanitaria. Por otro lado, creo que una reducción de la jornada de trabajo, si se hace bien, con consensos y con respeto por los salarios de los trabajadores, puede generar una mejora en la calidad del trabajo de la post pandemia. Una tercera razón es que ayudaría a generar nuevos puestos de trabajo. No necesariamente, pero aportaría un envión. Hablando con Héctor Recalde, por ejemplo, me contó que cuando él estaba en la Cámara de Diputados intentó plantear el tema de la reforma, planteando 45 horas, y no pudo avanzar ni siquiera en la Comisión de Trabajo. Ahora, yo no estoy hablando de 45 horas ¡que no es nada! Digo, el mundo ya hace rato cambió. En América Latina, 48 horas de jornada laboral solamente hay en México, Argentina y Paraguay. Lo que yo planteo es que esto genere una discusión transversal hacia la sociedad en los más altos niveles y a nivel de los trabajadores. Pasar a 45 horas, que a algunos los puede poner locos, es poco. Podría formar parte de la idea del nuevo pacto social, que implique por ese medio lograr una mejora en la distribución del ingreso. Hablar de días o en horas -alrededor de las 35 horas- eso sí es discutir una nueva jornada laboral.

Fotos: Tiempo Argentino

Los proyectos que se están probando tienen diferentes modalidades, algunos lo están haciendo con una semana laboral de 4 días y otros acortando la jornada a 6 horas diarias. ¿Cuáles de estos esquemas crees que es más aplicable en nuestro país y nuestro continente?

Las experiencias que estamos viendo son puntuales: una fábrica, cadenas, empresas, una municipalidad o un país. Pero con esa característica de puntuales, es lógico que se empiece por los países más desarrollados. En general, ha ocurrido de esa manera con determinados avances y luego de esas experiencias, pasa a los países emergentes. Una opción es la reducción a menos días de la semana y la otra es a menos horas durante el día. Me parece que para inclinarme por una o por otra, deberíamos generar los debates serios y profundos que requiere este tema y, de paso señalo, que creo que éste es un tema que requiere debates en la sociedad. Vi casualmente una encuesta que están haciendo en España impulsada por la gente de Podemos. Y ahí, de esa encuesta, por ejemplo, surgen datos interesantes en el sentido de que algunos se inclinan más por el esquema de cinco días de 6 horas y media, y otros que se inclinan más por los cuatro días y, entonces, habría tres días libres. Y plantean que con tres días libres hay un mayor consumo, es decir, hay más turismo, más industrias culturales, más entretenimientos, espacio para los hobbies y todo eso. Y otros, que se inclinan por los cinco días de seis horas y media -que es una modificación importante- pero que respeta cierta tradición de la jornada laboral. De esa misma encuesta también sale que, independientemente de la metodología, un 70% apoya la reducción de la jornada laboral.

Otra modalidad que se fomentó durante la pandemia fue el teletrabajo o trabajo remoto. ¿Crees que vino para quedarse? ¿Es algo beneficioso para los trabajadores y las trabajadoras?

Yo creo que vino para quedarse y que es relativamente beneficioso para los trabajadores. Creo que va a abarcar a una parte del trabajo mundial y hay que tener mucho cuidado con su reglamentación y su aplicación. No es lo mismo el teletrabajo para una persona que está cómodamente sentada en un sillón con la computadora en la falda mirando hacia alguna plaza o hacia un jardín que el teletrabajo que se desarrolla en otro ámbito físico, en otro ámbito familiar, en donde no le veo mucho de beneficioso. La posibilidad del teletrabajo tiene que ser aceptada libremente por el trabajador, impuesto no va a ser bueno. Pero sí es algo que llegó para quedarse, porque en ciertos trabajos se puede realizar muy bien y con una enorme protección de ese tipo de actividad, no me parece que haya que negarse a su aplicación.

¿Qué otras políticas deberían aplicarse para afrontar esta crisis laboral y frenar el crecimiento de la flexibilización? ¿Cómo crees que es posible generar empleo en estos momentos?

Va a haber una generación de empleo que va a ser consecuencia de la post pandemia y de la recuperación de los niveles productivos y de la actividad. Eso nos devolverá, en todo caso, a una situación pre pandemia o tal vez un poco mejor, sobre todo en la Argentina donde la pre pandemia era dramática y veníamos de la otra pandemia macrista. Pero para seguir en el proceso de crecimiento del empleo va a haber que buscar crecimiento económico generador de trabajo. O sea, entrar en un proceso de movilización productiva que genere trabajo productivo y con derechos. Al mismo tiempo, vamos a necesitar políticas públicas de estímulo al trabajo. Incluso algo de keynesianismo puro: planes forestales, urbanos y rurales. Creo que hay que buscar formas para generar un espacio de la economía social regulada y con derechos, una economía comunitaria que hay que buscar la forma de legalizarla, que ya tiene un lugar pero va a ser importante. No creo que haya que seguir insistiendo con algo que se ha demostrado que es un fracaso y que no genera ningún tipo de ventajas, como es la flexibilidad. Mucho menos la flexi-seguridad en países como el nuestro, donde no estamos en condiciones de garantizar una gran seguridad social. Sí fortalecer la que hoy tenemos. Y tampoco deberíamos caer en la manía de intentar bajar la recaudación previsional, mediante la reducción de cargas sociales: me refiero en el sistema general, después podrá haber excepciones, transitorias o circunstanciales. Pero no creo que eso tenga importancia, como no tiene ninguna importancia el tema de querer modificar, como he leído por ahí, el sistema indemnizatorio en la Argentina. Un país que tiene una rotación importante y donde la antigüedad, que es la base del sistema indemnizatorio argentino, no es tan alta como antes. Ya se acabaron, y eran pocos, los trabajadores que tenían 25 años de antigüedad en una empresa. Creo que el sistema indemnizatorio vigente es equilibrado y cumple la función de protección del trabajo y de la situación de transición de un trabajo a otro.

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Nahuel March Rios

Delegado Gral. de la CGI Banco Credicoop. Siempre cerca de ser Sociólogo. Cuervo de alma por herencia y decisión (siempre Club Social, nunca S.A.). Militante por la patria liberada. Autopercibido periodista, win derecho y asador de achuras.