Bajo la consigna «50 años de lucha, unidad y solidaridad», sobrevivientes, militantes y familiares de Trelew recuerdan este lunes 22 de agosto los fusilamientos y la lucha de las organizaciones de los 70. Con una serie de actividades que comenzaron el sábado pasado, hoy se realizará el acto en el Aeropuerto Viejo de Trelew, que será señalizado y donde se inaugurará el mural “19 rosas rojas” y placas en homenaje a las víctimas.
La unidad no es un dato más en la jornada de hoy: en la conferencia de prensa del aeropuerto de Trelew, donde se produjo la última aparición con vida de muchos de los 16 militantes revolucionarios, quedó plasmada «la voluntad de unificar las fuerzas revolucionarias». «Había una voluntad de unidad para lograr la patria que todos queríamos», señala Ilda Bonardi de Toschi, quien enfatiza en la solidaridad del pueblo de Trelew. «Los pueblos de Trelew, de Rawson y de Puerto Madryn constituyeron una comisión de solidaridad en apoyo a los presos y de contención a los familiares. Eran épocas muy duras, los familiares no contábamos con sustento económico pero fuimos recibidos de manera afectuosa y con una solidaridad incomparable».
«Estamos en la misma que tenían los compañeros y compañeras: acompañando las reivindicaciones de una patria en libertad, sin explotados, con trabajo, viviendas y salarios dignos. Sin criminalización de la pobreza ni de las luchas sociales», agrega Bonardi de Toschi, viuda de Humberto Toschi, militante del PRT fusilado en la Base Naval Almirante Zar por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa y del teniente Roberto Guillermo Bravo.
La referencia a Bravo no es casual en este año: a principios de julio, un tribunal de Miami (Estados Unidos) lo declaró culpable del fusilamiento y determinó que deberá pagar 24 millones de dólares como resarcimiento. Bravo vivía desde 1973 en Florida y cuando se realizó el juicio por Trelew en nuestro país, el marino no pudo ser juzgado. Sus colegas de armas Luis Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandino fueron sentenciados a prisión perpetua en 2012.
«Es un paso importantísimo -plantea Bonardi-. Las décadas enteras nos traen siempre cosas de mucha importancia política. A los 40 años pudimos hacer el juicio, que terminó con tres perpetuas y la consideración del crimen como una masacre de lesa humanidad. Fue un paso adelante muy importante, pero nos faltaba poder enjuiciar al genocida Bravo, que fue el que dio la orden y los tiros de gracia».
La condena estuvo a cargo de un jurado popular compuesto por siete ciudadanos estadounidenses y la condena recayó sobre Bravo por el asesinato de los 16 militantes y la tentativa de homicidio de los tres sobrevivientes. Sin embargo, los familiares siguen exigiendo la extradición del marino, quien es ciudadano norteamericano y cuenta con la protección de la justicia de ese país. «Queremos que la condena civil pueda servir para que se le quite la ciudadanía norteamericana», señala Ilda en referencia a la continuidad de la estrategia judicial.
«Creo que el legado más claro que deja Trelew es entender que no hay ningún derecho conquistado si no es con la lucha, que una lucha no va a triunfar nunca si no hay unidad, y la solidaridad y los vínculos que se pueden establecer con el pueblo, si no son solidarios, no sirven», concluye Ilda Bonardi. «Si estuvieran nuestros compañeros en este lugar, hubieran elegido la misma consigna».
En la masacre de Trelew fueron asesinados a sangre fría Carlos Heriberto Astudillo, Rubén Pedro Bonet, Eduardo Adolfo Cappello, Mario Alberto Delfino, Carlos Alberto Del Rey, Alfredo Elías Kohon, Clarisa Rosa Lea Place, Susana Graciela Lesgart, José Ricardo Mena, Miguel Ángel Polti, Mariano Pujadas, María Angélica Sabelli, Humberto Segundo Suárez, Humberto Adrián Toschi, Jorge Alejandro Ulla y Ana María Villarreal de Santucho.
