En el Programa Verdad y Justicia, que corresponde a una investigación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el Teniente Coronel Eduardo Villarruel (en ocasiones mencionado erróneamente como Viallaroel y Villarreal) aparece el 10 de diciembre de 1975, ascendido al grado de teniente 1° y destinado a la Escuela de Infantería.
Según consta en el cable de la época de una agencia periodística publicada en México, el flamante Teniente resultó herido en Tucumán en abril de 1976. Durante ese mismo año, Villarruel fue asignado al Operativo Independencia, impulsado durante el período en el cual se estableció el primer centro clandestino de detención en nuestro país, conocido como «La Escuelita» de Famaillá.
«Para nuestra familia, el legado de Eduardo Villarruel era motivo de admiración», afirmó su hija Victoria en una entrevista con La Nación +. Este sentimiento de admiración no era exclusivo de su familia, sino que también abarcaba al Ejército Argentino, ya que en mayo de 1976 Villarruel recibió una condecoración en reconocimiento a sus «servicios prestados».
El Operativo Independencia, por el cual Villarruel fue condecorado, fue una acción represiva dirigida por el Ejército en la provincia de Tucumán, en conformidad con el Decreto Nº 261/75, promulgado el 5 de febrero de 1975. Su objetivo principal era «neutralizar» a las organizaciones militantes que operaban en las zonas rurales de la provincia.
El 9 de febrero de ese mismo año, se llevó a cabo una ocupación militar que implicó el desembarco de 1.500 soldados y la creación del Comando Táctico de Acdel Vilas en la Comisaría de Famaillá, con la misión de «combatir a la guerrilla presente en las zonas montañosas». Las fuerzas militares se desplegaron principalmente a lo largo de la ruta 38, y la población civil quedó sometida a un control militar. «La Escuelita de Famaillá», que en ese momento era una escuela cuya construcción aún no se había completado, se convirtió en el lugar de operación del primer centro clandestino de detención del país, donde aproximadamente 3000 personas fueron secuestradas.
A pesar de sus afirmaciones, el padre de Victoria Villarruel nunca enfrentó cargos penales por su participación en eventos relacionados con la dictadura militar. Su carrera castrense experimentó un revés a finales de 1980, cuando fue asignado a la Escuela Superior de Guerra para completar el curso básico de comando en 1981 y el CAEM (curso auxiliar de estado mayor) en 1982. Además, fue combatiente en la Guerra de Malvinas.
Villarruel pos dictadura
Su ascenso en las filas militares se vio interrumpido por una sanción por «insubordinación» emitida por un tribunal militar en diciembre de 1987. Según afirman los periódicos de la época, “algunos oficiales de las Fuerzas Armadas se negaron a prestar ese juramento y destacó, en particular, la resistencia de un curso completo integrado por oficiales del Ejército de Tierra, con grado de capitán, que estudian en la Escuela Superior de Guerra. Ya durante la crisis de la Semana Santa, 22 oficiales de la misma graduación abandonaron la escuela para adherirse a los jefes sediciosos atrincherados en una unidad militar”.
Estos grupos, en los que se encontraba Villarruel, estaban liderados por el coronel Mohamend Alí Seineldín y el teniente coronel Aldo Rico, líderes de los levantamientos carapintadas que habían puesto en jaque a la administración radical en tres oportunidades (abril de 1987, febrero y diciembre de 1988, éste último apenas un mes antes de La Tablada).
Los panfletos que repartían estas organizaciones dentro del Ejército reivindicaban la derecha civil y cómo los mandos “deben ponerse al frente para volver a derrotar a la subversión». En un momento particular para pedir su libertad, el padre de la candidata a vicepresidenta por la fuerza de Milei se comunicó directamente con el entonces presidente en democracia, Raúl Alfonsín, enviando una carta donde expresaba con orgullo su participación en el Operativo Independencia. «He intervenido en la lucha contra la subversión, tanto en el ámbito urbano como rural», escribió el militar a Alfonsín.
A pesar de estas declaraciones, el padre de Victoria Villarruel nunca enfrentó causas penales por hechos vinculados al accionar de la dictadura.
