Memoria Conurbana: la intención de territorializar el horror

🙌 Este ciclo de teatro se presenta hasta noviembre en los espacios de la memoria Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes e Infierno de Avellaneda. "Hay que movilizar desde otro lugar: había mujeres embarazadas que les robaban a sus hijos", cuentan desde el colectivo teatral.

“Memoria Conurbana: 40 años de Democracia” es un ciclo de teatro que se realiza en distintos espacios de la memoria de zona sur. Se trata de cuatro obras relacionadas con la última dictadura militar, la memoria y los derechos humanos, que se presentan hasta noviembre en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y el Infierno de Avellaneda. 

“Creemos fundamental la acción cultural en los lugares donde ocurrió el terrorismo de Estado, ya que es una respuesta popular y democrática a nuestra propia historia. En tal sentido reafirmamos la necesidad, ante el imperante discurso negacionista y peligroso multiplicado exponencialmente desde los medios hegemónicos y masivos de comunicación, que en lugar de apostar al robustecimiento de la vida en democracia, la esmerila sistemáticamente”, expresaron los gestores del proyecto, Nicolás Cesare y Daniel Prassel. 

En el ciclo se inscriben El Señor Galíndez de Eduardo Pavlovsky, realizado por Grupo Sin Testigos con la dirección de Marcelo Sánchez y Cesare; INFERNO: Casi todo. Ceremonia teatral en tiempos de memoria, escrita y protagonizada por Daniel Mancuso y dirigida por Sergio Lobo; Desde el Pozo: un relato en la oscuridad, también de Cesare.

El pasado domingo 24 de septiembre, el ciclo cerró su primera parte en el Pozo de Banfield con su cuarta pieza, Malvones (Pujar en cautiverio) escrita por Rocío Córdoba, quien también actúa junto a Rocío Figueredo y Sebastián Luján, bajo la dirección de Carla Bianca. Las tres artistas conforman el colectivo Encuentro Aquelarre.

Malvones es una obra sobre parir y duelar en simultáneo. Mientras en la dulce espera la expectativa se gesta y crece, se interpone una resistencia del terror inevitable. “Hay una contradicción: es mi bebé, quiero que nazca, quiero estar con él. Pero a la vez no, quiero que esté en mi panza por siempre, porque sé que en el momento que lo tenga se lo van a llevar”, compartió a El Grito del Sur Córdoba, quien interpreta a una embarazada en cautiverio.

La escenografía es como un vivero. El espacio está cubierto de un follaje verde tropical, lleno de plantas, tierra, flores, vida. Alicia y Mirna las riegan, les hablan, les cantan, las mecen, las protegen de las plagas, las cuidan. Este lugar es un refugio onírico, un plano en el que estas mujeres viven mientras están detenidas en una celda donde apenas entra la luz, en la clandestinidad.

El Señor Galíndez, de Eduardo Pavlovsky

El colectivo reflexiona sobre la lejanía que queda entre la historia de la dictadura y les jóvenes de hoy, apostando al arte como un acto de reunión. “Obras como ésta, que buscan otro lenguaje para transmitir lo que sucedió y lo que sintieron esas mujeres, llega por un lado más emocional, muy importante para mantener la memoria. No se puede sostener solo desde la racionalidad y los datos duros, que son muy importantes. Hay que movilizar desde otro lugar: había mujeres embarazadas que les robaban a sus hijos. Y es muy difícil dimensionar eso si no lo ves. Por eso es clave que el ciclo sea en espacios así”, agregó Córdoba.

El nombre Memoria Conurbana apela a “la intención de territorializar el horror”. Según la Dirección Nacional de Sitios de Memoria, dentro del conurbano bonaerense funcionaron 23 centros clandestinos de detención y tortura, de los estimados 800 que hubo en todo el país. “Se trata de mostrar que no estuvo todo concentrado en un solo lugar. Hay gente que vive por acá y no sabe lo que pasó a la vuelta de su casa”, comentaron desde el colectivo y, en ese sentido, agregaron: “La ESMA es lo más simbólico, y si bien fue una de las maternidades más grandes en la dictadura, acá también funcionaba otra de tantas”.

En el Pozo de Banfield hubo secuestradas 24 mujeres embarazadas. De ellas, 17 dieron a luz en cautiverio, todas probablemente en la cocina del edificio, una habitación de azulejos blancos con mesadas alrededor, de no más de tres metros cuadrados, que tuvo el nombre de “maternidad”. 

Los hijos que parieron allí Gabriela Carriquiriborde, Gladis Pujol, María Eloisa Castellini, Diana Wlichky, Silvia Isabella Valenzi, Silvia Muñoz, María Adelia Garin, Cristina Marrocco, Eva De Jesus Gomez De Agüero y Mónica Grinspon continúan desaparecidos junto con ellas. Los hijos que parieron Stella Maris Montesano, Mónica Lemos, Aída Sanz, Yolanda Casco, María Asunción Artigas y Liliana Acuña fueron recuperados por Abuelas, entre ellos el nieto 133, traído al mundo por Cristina Navajas, quien, como las otras madres, continúa desaparecida. Liliana Ross no llegó a dar a luz, ya que fue asesinada estando embarazada. 

El Pozo de Banfield

“Hasta que no aparezca el último bebé que se llevaron hay que seguir contando lo que pasó. Mientras haya un hijo que no aparece, el crimen de lesa humanidad se sigue cometiendo, los derechos de esa persona siguen vulnerados. No podemos hacer ‘ya está, miremos para adelante’ -como pretende mucha gente-. Adelante está el pasado también, no se pueden disociar las dos cosas”, resaltó Córdoba.

Durante octubre el ciclo se muda al ex Pozo de Quilmes (Garibaldi 650) y en noviembre tendrá lugar en el Infierno de Avellaneda (12 de octubre 234). Las funciones se realizan todos los viernes a las 19 horas (excepto por la del feriado 13 de octubre, que será el jueves 12).

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