Por siempre Luci

😞Luego de la trágica noticia de la muerte de la escritora feminista María Lucila Quarleri, familiares y amigas organizan un homenaje en el teatro El Animal.

“No podés no estar esperanzada por lo que pueda suceder mañana

Siempre deseante,

Siempre deseantes”

Luci

El 26 de enero del 2024, a sus 33 años, María Lucila Quarleri falleció y el mundo fue un lugar un más sombrío para quienes la rodeaban. Escritora, feminista y comunicadora social, María Lucila nació en Bragado en 1990 y estudió dramaturgia en la EMAD. Escribió y dirigió la obra “Esa niña”, “Urana” e “Indómita. La vuelta al pago”. También participó del ciclo de lecturas virtuales feministas “La Cuarta ola” y fue ganadora del Concurso Nacional de Actividades Performáticas en Entornos Virtuales del Instituto Nacional del Teatro. Cursó el taller de Periodismo Feminista en el Centro Cultural Rojas y fue convocada para el taller de Edición Teatral en el Teatro Cervantes.

Coautora del libro “Nunca me dejes de responder”, que escribió junto con Estefanía Enzenhofer, Luci -como le decían de cariño- supo ponerle palabras a la difícil experiencia de transitar un cáncer siendo joven. 

“No me quiero morir, quiero ser mamá, viajar, hacer más obras de teatro, escribir mi propia historia, mis propios libros. ¿Y si no tengo las cosas que se necesitan para mejorar? ¿Y si no soy tan fuerte? ¿Y si todes se cansan de mí y me dejan? ¿Y si esta sensación de intemperie sigue intacta? ¿ Y si la soledad no acaba? ¿Y si mejoro? ¿Y si todo termina antes de lo pensado?”, escribió en la primera carta de “Nunca me dejes de responder”, libro creado en base a la compilación de los mails que intercambiaron las autoras durante seis meses.

“Escribir con ella fue un regalo. Fue muy orgánico todo el proceso, las dos metimos las manos en el texto de la otra. Fue un ejercicio de coautoría real, con todas las letras”, explica Estefanía sobre el trabajo conjunto. “Escribirnos en un punto era terapéutico, yo tenía la infusión mensual y la carta de Luci esperándome. Cambió muchas veces la relación con lo escrito, y en el caso de Lu más todavía, al principio le dio miedo, después se enorgulleció. Había derramado su vida en esas hojas”, afirma su amiga.

Lucila eligió «Escribir desde el cuerpo», como se llamaba el taller que dictaba y la antología que llevó el mismo. Esa fue la impronta que dejó en quienes la conocieron.

¿Por qué a mi? ¿Por qué esto? ¿Por qué mi cuerpo?¿Alguien se da una idea de lo que es estar enfermo? ¿La llamo a mamá o me quedo un rato más así? ¿Cuánto más me puedo quedar? ¿Es normal este dolor? ¿Qué hora es? ¿Podré no llorar cuando me den un beso?¿Por qué tengo que dar testimonio? ¿Por qué mierda me empecina en dar testimonio de esto?”, supo decir en su Diario de otoño.

Para recordar a la joven activista, que formó parte del colectivo Ni Una Menos entre 2016 y 2018,  amigues y allegades realizarán este jueves 22 de febrero una lectura fragmentaria de algunos de sus textos. La cita es en el teatro El Animal, del barrio de Almagro. “Es importante recordar a Lucila porque tenía una capacidad de sentir muy profunda que se trasluce en toda su obra. Si bien sabíamos que iba a morir, nos tomó muy por sorpresa, cuando empezamos la novela no esperábamos que llegara a ser terminal. Por eso mismo tenemos que juntarnos los que la quisimos y recordarla a través de su trabajo”, continúa Enzenhofer, comunicadora social y editora del medio Vaga Fiebre.

Malena Saito es poeta, librera y tallerista. Respecto al homenaje a su amiga, explica: “la idea es hacer un pequeño ritual, organizar una despedida, un homenaje. Queremos recordarla desde un lugar deseante y creativo, no desde un lugar mortuorio. Una de las últimas cosas que nos pidió cuando estaba por fallecer fue que hiciéramos sus obras. Por eso nos pareció importante este evento”. 

“Con madre estamos improvisando. Improvisamos con mi cuerpo y en la forma de amarnos. Madre decide robar todo de la clínica. Una enfermera –nuestra confidente, la que nos avisa cuando viene el cirujano, la que nos habla mal de las otras enfermeras, a la que mamá le da dos mil pesos todas las noches– le informa que le van a cobrar todo, todito, dice. Madre abre su cartera y entra a meter cualquier cosa que se le cruza: algodones, gasas, cremas, jaboncitos, toalla de cara, splashs para las heridas, las mermeladas de los desayunos, los té. Pide dos, pide tres, pide meriendas que van a parar a su cartera, se roba las pantuflas. Decidió hacer justicia, por lo de mi ombligo, digo”, escribió Quarleri en uno de los textos que produjo durante sus sucesivas internaciones.

“En el último tiempo estaba ensayando la obra “Las perras”, donde trabajaba con la idea de su muerte y nos pareció que estaba dejando un deseo en ese material. La intención era estrenarla en un jardín, por eso elegimos El Animal que tiene un patio muy lindo”, continúa Saito. “Queremos que esto sea el comienzo, que el homenaje funcione como un espacio de encuentro para poder leer los textos, conversar y seguir planificando actividades. Creo que a ella le hubiera gustado que la despidan en un teatro”.

El homenaje tendrá lugar a las 21 horas en Castro 561 con entrada gratuita y la interpretación de las actrices Nicole Popper, Sofía Cantarini, Maia Lancioni y Paloma Contreras, que se suman a las lecturas de periodistas y poetas invitadas. No es casual que las involucradas sean todas mujeres, advierte la entrevistada, que recalca la capacidad de Luci de trazar redes de compañerismo, eso que de un tiempo a esta parte se nombra como sororidad. “El mensaje que más nos quedó a quien la conocíamos es usar el deseo como motor, que el arte esté siempre de alguna manera haciéndonos mirar al mundo desde un borde más encantado que triste”, explica Malena.

“Ahora me recupero más rápido, pero el aplastamiento es más profundo. El aplastamiento es la sensación posterior a la quimioterapia, es no querer – no poder – no saber – no desear – no intentar. Pero no es depresión, porque en la depresión hay tristeza. Y acá ni eso hay. Acá no hay nada. Me duelen los ojos, la nariz, la boca, la piel, no siento casi nada. Me pregunto por qué cuento esto”, decía Luci sobre su enfermedad. 

Ella supo hablar de aquello que se calla por miedo, desconocimiento o tabú. Supo utilizar el sufrimiento como materia prima y transitar el trauma. Siendo joven se enfrentó a una enfermedad que la diferenció de sus pares y le quitó libertad, cambiando su manera de estar en el mundo. Al reflejar en su obra lo que le sucedía en el ámbito privado, entre enfermeras y analgésicos, el lema “lo personal es político” se puso en juego, permitiendo conjugar dos esferas que para el feminismo son insoslayables.

Estefanía y Lucila

Para terminar, Saito reflexiona sobre la ambivalencia que implica testimoniar el curso de una enfermedad: por un lado existe una pulsión de vida, la necesidad de narrar para que otres se identifiquen, de hacer manada, y por otro la bronca de atravesar un tratamiento que muchas veces no prospera o se convierte en una tortura en sí mismo. “Es difícil dar cuenta de lo que pasa cuando suceden estos procesos, hay algo de enojo con ser la que lo debe transitar, ser la que cuenta lo doloroso. Sé que hubo mucha gente que se sintió acompañada al leer lo que ella hacía y cuando salió el libro “Nunca me dejes de responder” tuvo una gran repercusión. En el último tiempo ella estuvo en una beca para artistas y decidió preguntarle a sus compañeros cuál era el dolor más grande que habían soportado. Su idea con eso era armar una obra de videoarte que quedó inconclusa”. 

“En términos personales escribir sobre su enfermedad la mantuvo cuerda y le permitió generar un extrañamiento, siempre con humor, para darle un fin a sus internaciones, un fin artístico, literario. De alguna forma, al escribir ella pudo rondar la idea de la muerte desde un lugar mucho más ameno, que es la literatura. Un lugar que para las que escribimos es una casita a donde vamos a pensar”, asegura Saito, quien decide recordarla deseante, siempre deseante, como ella misma se presentaba.

Compartí

Comentarios

Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios