«Si no hubieran sucedido las Mostras del Rock, la música popular no existiría como tal»

Próximo a la salida de su libro "Mostras del Rock", donde revisa y recupera historias ocultas de músicas mujeres, la artista habló con El Grito del Sur de sus referentes, la nominación al Grammy Latino y la importancia de Cromañon para la generación de la cual forma parte.

Barbi Recanati transitó 10 de sus 33 años por los camarines de un mundo que pertenecía a hombres y las violencias que vivió allí la impulsaron a querer aportar alternativas feministas para las mujeres en el rock. Desde entonces lleva adelante su proyecto solista y creó la productora sin fines de lucro «Goza Records», que durante dos años fue la plataforma de lanzamiento de muchos proyectos liderados por pibas de la escena local. Por si fuera poco, se encuentra escribiendo su libro “Mostras del Rock” -proyecto que también desarrolla en formato podcast- próximo a editarse en diciembre, en el que revisa y recupera las historias de mujeres que marcaron a fuego el género musical desde las sombras para traerlas a la luz. “Yo hablo desde un lugar muy personal pero no lo escribo en primera persona”, le contó a El Grito del Sur.

¿Cuáles eran tus proyectos para este año y cómo los continuaste a pesar de la pandemia? 

Cuando arrancó la pandemia estaba en México yendo de gira para Estados Unidos y sacando el disco «Ubicación en Tiempo Real», que iba a ser presentado por todo el país. Respecto a la productora Goza Records, ahora solo estamos haciendo distribución digital porque el estudio de grabación está cerrado, no sabemos si va a seguir. Por alguna razón, antes de irme había accedido a unos trabajos que eran nuevos para mi: el programa diario «Icupai» por Radio Nacional, una columna en Futurock en el programa “La Hora Animada” y el libro Mostras del Rock, que son los que sobrevivieron a todos estos meses.

Estuviste nominada a un Grammy Latino. ¿Te hace sentir reconocida por tu trabajo?

A nivel reconocimiento me re copa haber tenido una nominación a un Grammy Latino. Está re bueno porque, como música, yo sé que tiene un montón de importancia en el exterior. Si querés tocar en otro país es una carta de presentación grande. Pero el mayor reconocimiento que tengo es cuando recibo videos de personas escuchando mis canciones o haciendo covers en el living de su casa porque ves cómo tu música empieza a formar parte de la vida cotidiana de alguien de tal manera que ya sabe incluso cómo tocarla. Esas cosas me parecen muy divertidas.

En Mostras del Rock te dedicás a recuperar la vida de músicas mujeres y disidencias que fueron ocultadas de la historia. ¿De dónde surge esa necesidad?

Cuando era adolescente me gustaba mucho la música y el único que escuchaba en casa era mi hermano adolescente. Cuando se mudó él me dio para elegir quedarme con algunos de sus CDs, yo elegí por la portada Dookie de Green Day, Bring the Bridge de Iggy pop, London Calling de The Clash, Ceremony de The Cult, esos discos se transformaron en la banda sonora de mi adolescencia. No tenía noción del feminismo ni pensaba en mis referentes como lo hacemos hoy. Son esas bandas de punk rock de la época con las que verdaderamente me obsesionaba. Después con los años, entendí que en esa obsesión estaba mi necesidad urgente de encontrar referentes.

¿De dónde sacás la información para armar las historias? 

Hoy en Internet está muy liberada toda la información de biografías. Me juega a favor que tengo un montón de datos hasta ahora inútiles en el cerebro que se disparan y busco para ampliarlos. Lo más importante de mi libro es que hay temas que son muy sabidos, pero no están incluidos en la mayoría de los compilados accesibles sobre el rock. El otro día posteé sobre cuando Sinead O’Connor rompió una foto del Papa y ese suceso es famosísimo, pasó en la tele. Se contó un millón de veces y aun así lo subí y para muchas personas fue una sorpresa. Hago una selección de historias medio irrepetible, es muy personal. Son historias que, para mí, cuentan algo que si no hubiera sucedido, la música popular que yo escucho no existiría como existe.

Entonces las más conocidas quedan afuera.

Tal cual, por ejemplo, no está Madonna ni Tina Turner.

Elegí tres Mostras del Rock: primero una indispensable para que exista un varón estrella de rock.

Fácil. Central para que exista un rockero varón es Memphis Minnie, fue una guitarrista de blues que tocó en los años treinta con su pareja John McCoy. Nunca la escuché nombrar fuera de ese género y lo loco es su importancia para las figuras que vinieron después. Elvis Presley y Jerry Louis no hubieran sido quienes fueron sin ella. Siempre me pregunto, al estilo «Volver al Futuro», qué pasaría si la sacamos de la historia. Tiene centenares de canciones escritas y yeites de guitarra sin antecedentes. Después se las escuchás a Jimmy Page, que tomó cosas del blues, que a su vez ella inventó.

¿Una que te haya impactado muchísimo su historia?

Alguien que no puedo creer lo que hizo, me quedo con Wendy Carlos, que es una mujer trans y su participación en la música me parece crucial a niveles absurdos. Es una artista de electrónica que hizo todas las bandas sonoras importantes de Kubrick de los 70. También ayudó a Robert Moog a construir el primer sintetizador analógico. Hasta el momento, este aparato lo usaban bandas como Pink Floyd para hacer ruido y ella quería demostrar que servía para otra cosa. Sin ella no existiría, por ejemplo Daft Punk, el trap, la electrónica, porque inventó el «vocoder» (sintetizador de voz). Si hubiese sido Walter Carlos, creo que sería una materia en música popular.

¿Una que considerás muy invisibilizada?

Es Janis Martin, que salió al mercado en dúo con Elvis Presley. La idea era lanzarlos al mercado del cine y del rock & roll como una dupla. Hacían lo mismo con la diferencia de que Elvis no componía, pero Janis ya desde los 15 años era talentosísima. Quedó embarazada y la bajaron. Sacaron de la venta los discos que ya habían grabado juntos para no manchar la imagen de Elvis, le rompieron los contratos a Janis y nunca más volvió a tocar. Es una locura porque, en definitiva, vino alguien y le dijo: «No, vos te quedás acá criando a tu hijo», en un época sin democratización de medios diversos para acceder a la industria.

¿Cuáles fueron tus referentes al crecer?

Cuando tenía unos 7 años vi en la tele una película de dibujos animados que se llamaba “American Pop”. Lo que más recuerdo es la parte de Grace Slick de Jefferson’s Airplane tocando «Somebody To Love», que es una canción con tanta épica que dije: «Quiero hacer esto». La película habla de la historia del rock en Estados Unidos a través de cinco generaciones de familias. Son todos varones cis y Grace Slick aparece un solo minuto y eso me bastó a mí para saber que yo me quería dedicar al rock el resto de mi vida. Verla me permitió poder volar.

Cromañón fue un hecho importante para muches artistes de tu época. ¿Cómo percibís que les afectó?

Fue un quiebre en la música de la época. La lucha por la despenalización del aborto sería su correlato actual. Yo en ese tiempo empezaba a tocar con mi banda y todo se cerró, salvo para las bandas mainstream. Esto hizo que los artistas chicos como yo, en vez de salir a vender tickets para tocar en los bares y boliches a los que íbamos siempre, tuviésemos que armar una movida propia y clandestina. Ahí sucedió que conocí un montón de pibas que tocaban en casas, donde no necesitaban vender entradas sino manija de parte de la gente que fuese. Entonces, ¿querés venir con la guitarra? No había plata. Recuerdo que el que tocaba último sabía que era difícil porque siempre llegaba la policía.

 

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Iara Mossayebeh

Me trajeron en el 99 y desde ese día no frené, porque la inquietud me define. Porque quiero entender el poder, soy estudiante de Ciencia Política, y como amo contar historias, hago periodismo. Trabajo en comunicación de la ONG Asociación MiNU. Me desvivo buscando herramientas para llevar a cabo mis ideas.