No es fobia, es odio contra lo que escapa de la norma

✊🏻 En un nuevo 17 de mayo conversamos con Rocío Girat y Joe Lemonge, víctimas de situaciones lesbo y trans odiantes, sobre la necesidad de políticas para erradicar esta problemática social.

Foto: Oliver de Ros

Cada 17 de mayo se celebra a nivel internacional el Día contra la Homolesbotransbifobia. Ahora bien, en los últimos años este concepto de «fobia» se ha puesto en discusión a raíz de planteos que pusieron sobre la mesa los movimientos feministas y en su lugar proponen hablar de «odio». Joe Lemonge es un joven trans que sufrió diversas situaciones transodiantes, en particular a partir de una noche de octubre de 2016 cuando una patota de tres hombres lo atacó por su identidad de género. Luego de ese episodio Joe terminó siendo condenado a 5 años y 11 meses de prisión por haber herido a Juan Manuel Giménez, uno de los tres atacantes que lo venían hostigando desde hace varios meses. Rocío Girat es la esposa de Marian Gómez, quien fue condenada a un año de prisión en suspenso por besarse con Rocío en la estación Constitución de la Línea C del subterráneo porteño el 2 de octubre de 2017. Marian había sido condenada además el 28 de junio de 2019, al cumplirse media siglo de la Revuelta de Stonewall, un hito histórico del movimiento LGBTIQ+ en el mundo. Si bien finalmente Marian consiguió este año su absolución, tanto ella como Rocío tuvieron que atravesar un doloroso proceso lesbo-odiante que duró cuatro años.

«Lo viví con una enorme ausencia de acompañamiento psicológico, económico y humanitario del Estado», describe Lemonge luego de haber atravesado cinco años de injusta condena. «Yo creo que debería haber leyes un poco más fuertes, debería haber organismos que en verdad funcionen, porque considero que el INADI, por ejemplo, no funciona. Y yo lo puedo decir con todo el derecho de haber sido una víctima que no la acompañaron para nada, y si ese es el único organismo que hace valer las leyes y puede incluso iniciar juicios y cosas por el estilo, pues bueno, no está funcionando», opina.

Joe Lemonge

La violencia que sufrió Joe no fue perpetrada únicamente por la Justicia, sino también por la opinión pública y recibió infinidad de mensajes y comentarios en las redes sociales con agresiones de todo tipo: «A raíz de las notas que han salido en otras agencias de comunicación, he recibido mucho bullying e insultos de personas homolesbotransodiantes que me han insultado hasta el hartazgo en redes sociales, y no hay nadie que les haga sentir que tienen que parar. Al contrario, se sienten impunes y con el derecho de insultar a otras personas, generarles daños psicológicos y por supuesto que, si pudieran, físico también, como fue en mi caso».

Para el joven trans de 28 años y oriundo de Entre Ríos, «se necesita de una ESI obligatoria en todos los colegios y la separación absoluta del Estado con todas las religiones», además de «un verdadero lugar que pueda ser sinónimo de respeto y defensa de los derechos de las personas del colectivo LGBTIQ+». También sostiene que si el Estado no realiza un verdadera y definitiva separación de la Iglesia, será imposible evitar que continúen sucediendo rebrotes de violencias.

Por otro lado, aunque reconoce que en las últimas dos décadas hubo avances en materia de derechos para el colectivo LGBT, plantea que «son muy pocos comparados con las décadas, y hasta diría centenares de años, de retraso que hay en la adquisión de derechos». «No podemos pretender que en 10 años se subsanen cosas que llevan ochenta, cien, doscientos años o más», refuerza. En cambio, Rocío Girat es un poco más optimista y, aunque no niega que faltan muchísimos cambios, señala que «vamos por buen camino».

«Con mi compañera vivimos en carne propia muchas injusticias de este sistema judicial y de este sistema opresor en general. No creo que la violencia que nosotras hayamos vivido sea producto ni de la identidad de género de Marian ni de la mía, creo que es producto de un policía lesbo-odiante, del reflejo de toda una institución y cómo actúa con el colectivo LGBTQI+», recuerda Rocío. Su explicación es sencilla: «Vivimos en un mundo patriarcal, en donde los estereotipos están a flor de piel, en donde falta mucha capacitación para que podamos coexistir -con información- todes. Aunque no tendría que ser necesario, debería ser suficiente con existir para que nos tengan que respetar como personas, como humanas. Sobre todo las fuerzas de seguridad que están muy atadas a estos estereotipos: lo vemos con lo que pasó con Marian, lo vemos también con lo que sucede con las compañeras trans que constantemente son detenidas. Vemos la impunidad que ellos tienen por medio del poder y de una institución que los avala».

Si bien Marian y Rocío tuvieron que atravesar cuatro años muy difíciles en lo personal, agradecen el acompañamiento y la contención recibida, y hasta reconocen haber aprendido varias cosas en el camino. «Con mi compañera somos sobrevivientes de abuso y parte de reencontrarnos con eso robado fue poder replantearnos nuestra identidad, cómo nos autopercibimos, poder encontrarnos con un montón de compañeras que han pasado por la misma situación que Marian y que quizás han considerado hacer la ‘probation’ para que no queden antecedentes penales, o peor aún compañeras que han sido torturadas en comisarías», cuenta Girat. Y agrega: «Nos ayudó a salir un poco de las historias de abuso y ver que no se trata solamente del abuso intrafamiliar contra el que nosotras militamos e intentamos erradicar de todas las maneras posibles, sino que es un reflejo social de la violencia que hay en todos lados».

Consultada sobre las políticas y medidas que considera necesarias para erradicar el homolesbotransbiodio de la sociedad, responde: «Debería ser efectivo el acceso al trabajo de ese 1 por ciento que incluye a las compañeras trans, ya que nunca vemos o son muy pocas las que vemos laburando. No vemos chicos trans ocupando espacios de decisión, no vemos pibis no binaries, no vemos otras identidades que no sean la de varón-mujer. Y si te salís de la norma el castigo es quedarte fuera del sistema, cuando no debería ser así». «El primer paso, aunque muchos ya fueron dados, como el acceso a la identidad de género, sería el laburo de empezar a marcar un poco más la igualdad, algo muy difícil de pensar con un 1 por ciento. Creo que faltan, más allá de la capacitación, muchas políticas públicas. No es solamente el laburo o el cupo, es el cupo e inclusión», suma.

En sintonía con este punto marca algunas salvedades y cuestiones a tener en cuenta a la hora de plantear transformaciones sociales en territorios como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde ellas fueron víctimas de un hecho lesbo-odiante. «Es muy difícil pensar en que no haya violencias hacia el colectivo LGBTI+ en la Ciudad de Buenos Aires con la policía de Larreta, que sigue siendo la misma, que no se capacitó, en la que siguen estando los mismos policías que nos agredieron, con una base tan adoctrinadora y violenta», asegura.

Por último, en el Día Internacional de la Lucha contra el Homolesbotransbiodio, Rocío Girat reafirma que «la visibilidad es un camino de ida, es una elección, y la única forma de revertir esta situación (de violencia) es mostrarnos exigiendo nuestros derechos, desde el derecho a la salud, el derecho al trabajo, hasta la inclusión social».

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).