Lali, la reina y el ajedrez de Milei: ¿es toda una estrategia?

Desde que es candidato, Javier Milei destila descalificaciones hacia la artista. ¿Exabrupto televisivo o jugada política? Nos responden la investigadora especialista en medios y audiencias, Yamila Heram, y la historiadora Pupina Plomer.

Lali canta. “Soy lo que tanto busqué vivir”. Y en sus temas, recoge y contesta a la opinión, al hate o al murmullo ajeno tirando “flores, bebé” y un show digno de disfrute. “Que si fumo que si bebo que si vivo del Estado”, añadió en su paso reciente sobre el escenario del Cosquín Rock. El avispero se agitó y respondió, con y sin metáforas. 

“Si te gusta el durazno, bancate la pelusa”, le advirtió el presidente Javier Milei, luego de descalificar su apellido y acusarla de enriquecimiento con los fondos públicos en presentaciones provinciales y municipales. «¿Por qué Nación tiene que estar financiando permanentemente? Que bajen los recitales. En Córdoba hacen el Cosquín Rock, que es privado, pero en el subsidio (‘exenciones impositivas’, le corrigió Luis Majul) le dan mil millones de pesos. Por ejemplo, Lali Depósito cobró de la del Estado. En uno de los recitales cobró 350 mil dólares. La pregunta es si estás dispuesto a financiar esos gastos contra el IVA que le saca el alimento a los chicos pobres de Chaco», planteó en una entrevista para La Nación +

Algo está a la vista y algo no. Como la punta del iceberg. Así como cada vez que dicen «Viva la libertad carajo», tienen que sí o sí destacarla, nombrarla, ella (a su vez destacada personalidad destacada de la cultura por la Legislatura Porteña) está inevitablemente dentro del constructo Milei. ¿Estaba armado que la llamara de esa manera? ¿El Gobierno puede crear y sostener una estrategia política en base a sus dichos contra Lali? ¿Así desvía el foco de responder acerca de otras problemáticas sociales y económicas?

La investigadora del CONICET dedicada a temáticas relacionadas con los medios de comunicación, la televisión y la recepción de audiencias masivas, Yamila Heram, propone dividir este análisis en dos partes. “Por un lado, la actitud del Presidente y pensar si esto fue una estrategia o no, y después sobre cómo los medios de comunicación recogen el tema”, introduce en diálogo con El Grito del Sur.

“Lo primero que hay que marcar es que llegó a ser Presidente con una campaña con una motosierra, si lo pensamos tres segundos parece algo inverosímil. Es decir, ¿cuál fue su estrategia de campaña? Gritar como un desquiciado, utilizar una motosierra -para eludir las metáforas y ser bien explícito- porque se va a recortar todo y no va a haber plata. Ese es el método. Esa persona, por circunstancias múltiples y una coyuntura que le fue favorable, hoy es el Presidente de todas las y los argentinos. Entonces, a partir de esa imagen que él construyó como candidato, cuando llega a ser Presidente la sigue manteniendo”, explica la también doctora (en Ciencias Sociales, UBA) y profesora.

Para la historiadora, docente, influencer y comunicadora, Florencia “Pupina” Plomer, el comportamiento del mandatario está articulado y para tomar dimensión lo enmarca en un contexto global. “Sí, es una lógica que tiene la política no sólo en nuestro país sino en el mundo en general. Esto está muy traído del accionar de Donald Trump en Estados Unidos o de Jair Bolsonaro en Brasil. Como Milei se la agarró con Lali, Trump se la agarró con Taylor Swift (fervientes opositoras en Argentina con manifiesto y todo), y es una estrategia. Cuando hay asuntos que tapar o se busca que una noticia no tome mucha relevancia, se tiran bombas vinculadas con lo mediático que van a enganchar a todos los sectores de la sociedad. Porque en este caso atacar a un ícono pop pero además es una persona que marcó la infancia y la adolescencia de la mayoría de las personas sub 35, es tomar un tema que sabés que va a alterar a todos: a las clases altas, a las populares, a la gente grande, a la gente joven. No es casual agarrársela con una mujer de la cultura pop, que la ven en la tele, shows (y hasta en el cine). Porque si esto lo hacía con una artista más de nicho o varón capaz que la repercusión no iba a ser tanta”, conceptualiza.

La Argentina del versus

Volviendo a la entrevista, lo que podría verse a simple vista como un exabrupto televisivo o una suerte de respuesta al fogueo de la artista en el escenario cordobés, no tuvo contexto. El diálogo se orientaba en torno al comienzo de clases y a la situación de las provincias en el salario docente. “Si los docentes no reciben lo que tienen que recibir es porque los gobernadores están gastando la plata”, sentenció Milei, y devino su respuesta fortuitamente en Lali. Al momento de introducir este bloque de nota grabada ya en el programa en vivo, Majul adelantaba que le cambió el apellido a la artista y que “iba a dar que hablar”.

Los periodistas –o el canal– tuvieron su clip viral, los programas satélites (magazines, noticieros y de espectáculo) llenaron sus minutos de contenido, la farándula tuvo su chimento y el Presidente eludió las respuestas ligadas a la progresiva pérdida de poder adquisitivo, la demora en el inicio de clases, y la situación de los fondos provinciales.

En su editorial “Lali no se disciplina” (en un juego de sentido con uno de los singles), el periodista Pedro Rosemblat (en pareja con la artista) también marcó (entre lo que se constituyó como un discurso argumentativo ejemplar) la “obsesión” del mandatario. Otro arquetipo de “loquito” donde se lo ubica. Sin embargo, este mecanismo de desacreditar (a una artista en este caso pero en general) a la cultura, lo vimos (en otro ejemplo) en el ex presidente Mauricio Macri al sostener (respecto al debate por la Ley Ómnibus con un discurso casi exacto al del Vox en España, al que respondió Pedro Almodóvar) que la gestión del INCAA (y mediante la red social ex Twitter) “no es promover el cine argentino”, citando una nota del mismo medio para el que conversó Milei. Entonces ¿estamos ante un comportamiento arbitrario o frente una intención articulada?

“No siento que sea casual, sino hay una fórmula y son estrategias que las ultraderechas están replicando en cuanto a lo mediático, e incluso las redes. ¿Dónde se ha visto en la historia en los dos siglos que tenemos como Argentina que funcionarios públicos usen Twitter de una forma súper informal? Justamente, en la experiencia de Donald Trump”, consolida Pupina.

Para la magíster Yamila, radica en “la imagen que construyó Milei o alguien de su entorno”, establecida con características muy marcadas como la exageración constante (la hipérbole), y el show mediático. “Milei son las pasiones, la furia, el desenfado, el desacato, algo de rebeldía, que uno creería que siendo presidente quizás iba a estar más apaciguado pero continúa en esa misma línea, y ahí es cuando llega a Lali. Pero antes había llegado a otros periodistas y personas”, puntualiza.

“¿Cuál es la diferencia con Lali?” — eleva la pregunta en cuestión — “Que es una artista que trabaja hace muchísimos años (como ella escribió en su descargo público), profesión que ha desempeñado también en diferentes países, y que además de hacer shows pagados por los municipios y las provincias, llenó hasta un estadio de fútbol como cantante. Bueno, parecería ser un ataque a una persona que tiene mucho respaldo para poder legitimar su lugar como artista popular, que lo es”.

Al tiempo que desemboca en la segunda parte de su análisis: el rol de los medios. “El tiempo en los programas es finito, entonces por supuesto, si estamos hablando de un tema no estamos hablando de otro. Sin embargo, tampoco hay que subestimar este tema, porque es un lugar común caer en ‘no estamos hablando del inicio de clases y sí de Lali’, ya que en realidad no estamos hablando de Lali sino en ¿qué piensa el Presidente? ¿Qué lugar le da a la cultura? ¿Qué considera sobre el rol del Estado? Porque el problema no es que las y los artistas se están llevando los fondos que se necesitarían para paliar los problemas de educación, de alimentación, sino lo que hay es un recorte en todos los planos”, manifiesta la investigadora.

“Históricamente la cultura ha sido un espacio de identidad y resistencia a las derechas. En los años ’90 en Argentina, los espacios de encuentros culturales fueron focos de resistencia, de contención y de redes de solidaridad de las juventudes. Como los clubes barriales, que crecieron un montón en cantidad de miembros y en sentido de pertenencia; aparecieron el punk barrial y la cumbia villera que aglutinó a los chicos pertenecientes a barrios periféricos y a clases sociales que estaban siendo muy ninguneadas y les dio una identidad. La cultura hace que la gente se plantee cosas y estos gobiernos no quieren porque saben que tienen posibilidad de ser refutados con bastante facilidad”.

Yamila complementa con otro cliché, el clásico argentino. “El tratamiento mediático que se le está haciendo a esto con Lali no es muy diferente al que se hace sobre diferentes acontecimientos no solamente políticos, sino de cualquier índole: contribuir a seguir marcando la grieta al crear binomios dicotómicos, es decir enfrentar dos posturas, y a partir de debates bastante superficiales generar horas y minutos de programas. Muchas veces con opiniones, y más y menos argumentos, y quizá (y esto es lo más interesante) no yendo a la segunda capa: ¿qué está opacando este debate, qué es lo que no se está diciendo y provoca que se desplace como tema frente al grado del empobrecimiento que tenemos los y las argentinas, los aumentos desconsiderados, la falta de regulación que hay (se está gobernando a partir de decretos), el estrés permanente en el cual vive gran parte de la población (las personas que alquilan, las que tienen que viajar en transporte público), es constantemente un bombardeo de noticias que no permiten tener un poco de previsibilidad o tranquilidad (no se sabe si comienzan o no las clases, si me va a alcanzar la plata)? Es tanto el desgaste que por un lado es más de lo mismo, y por otro es algo que te saca de foco. Además (y esto lo expresaba muy bien Lali), son posiciones totalmente disímiles, en la cual se supone que un presidente debe hacer lo que hizo porque está hostigando a una persona que después es hateada”, remarca.

Hoy Lali busca encarnar en sí misma ambas dualidades para que no existan, para ella “dos son tres”; lo representa para una comunidad. Para la comunidad LGTBQI+ y para la hétero, para una comunidad artista, callejera e internacional, y desde lo nacional a Netflix; a quienes se reinventan y a las nostálgicas que sueñan trabajar en la serie de su infancia o a quienes les remonta a esas épocas. Un artista que, más allá de la valoración o gustos personales y con el camino ya hecho, apuesta a una música pop que salga del circuito tradicional. Una completa.

«El problema no es una actriz, es una arquitectura diseñada”

Esas fueron las últimas palabras (a través de la red social), hasta el momento, del Presidente que lejos de dar el tema por finalizado decidió continuarlo, luego de que Lali publicara su comunicado donde dejó por escrito su recorrido artístico, remarcó su condición privilegiada al poder comprarse su casa y la de su familia en una Argentina donde esta realidad se presenta remota, y hasta “puso su cara” porque se grabó en un video introductorio (es decir no se “oculta” o limita únicamente en la tipografía). 

En este caso, Milei no la mencionó explícitamente y su propósito fue elaborar un texto donde contradice un postulado del teórico marxista italiano Antonio Gramsci, donde sí, termina nuevamente aludiendo a Lali pero busca puntualizar en «la arquitectura diseñada». ¿Más bien será su edificación como Presidente, figura o “animal político” (como se adjudica)? ¿Una proyección, como dice el psicoanálisis?

“Creo que estamos en un cambio de paradigma”, reflexiona Pupina, al considerar y trascender las crisis cíclicas donde se repiten América Latina y el capitalismo. “Más allá de eso, se ve con este gobierno un modelo de comunicación ‘yankirizado’. Nunca en la historia vimos este manejo cero diplomático de la comunicación de la presidencia (como también lo utiliza la canciller Diana Mondino), de copiar las lógicas que funcionan en Estados Unidos, que lejos está de nuestras realidades. Ahí sí quiero hacer una salvedad, más allá de que sean ellos y ellas o no los que tuitean, me permito pensar en base a cómo se comportan que están asesorados por jóvenes porque las nuevas derechas les hablan a los jóvenes, a los varones jóvenes, a los usuarios de esa red; más allá que lleguen a otros sectores. Porque si veo que un político, sea Cristina que saca un pdf de 23 páginas, a mí me da fiaca leer eso, no me quiero ni imaginar a un adolescente. En cambio, a este uso burdo y coloquial de las redes llega mucho más al público que es su votante”, contextualiza.

Lo que Gramsci también señalaba, es que en el claroscuro entre “el viejo mundo se muere” y “el nuevo tarda en aparecer”, “surgen los monstruos”. ¿Y Lali? Seguirá siendo (y hasta evocando el himno en una final de fútbol del Mundo) quien “encuentre la libertad, con la fuerza de la verdad”. Como canta.

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