El camino de lucha de Jimena Aduriz y cómo se armó como una mujer emblema

💜 En la primera década sin Ángeles Rawson, El Grito del Sur dialogó con la periodista Marcela Ojeda para conocer el recorrido de la madre de la joven de 16 años y cómo se construyó como una referente en el país.

Foto: Télam

“La historia de Jimena es suya y no puede aplicarse a otras. Esta es su historia que la marcó como madre de una niña de 16 años que fue asesinada por el encargado del edificio donde vivía y al que habían depositado (su confianza) 11 años de su vida. No todas las madres de niñas que son asesinadas en contexto de violencia machista son como Jimena, y no hay un manual, ni una especie de requisito a cumplir. Por eso cada historia, como cada una de las mujeres que tiene su nombre y su apellido no son casos, son especiales, son particulares y extraordinarias pero porque son historias personalísimas”.

Jimena escribe que es la primera década, “porque es menos doloroso que (decir) diez años, que no te tengo mi amor”. Jimena es la mamá de Ángeles Rawson, la adolescente de 16 años que fue asesinada el 10 de junio de 2013 por Jorge Mangeri, condenado a prisión perpetua.

«Pasó una década y Jimena, por supuesto, no es la misma. ¿Quién lo sería, acaso?», reflexiona la periodista Marcela Ojeda, en un posteo para sus redes sociales. La primera con la que Jimena se sintió en confianza para hablar por primera vez.

Foto: Télam

-¿Cómo es hoy Jimena Aduriz?

“No me corresponde ser la vocera. Ella con sus palabras lo debería decir”, nos contesta cuando le pregunto. Y estoy de acuerdo. Para esta fecha me contacté con Jimena, a quien vi en la presentación del informe del Observatorio de las Violencias de Género Ahora Que Sí Nos Ven junto al medio de comunicación digital Feminacida, que reportó la cifra de femicidios desde el estallido de Ni Una Menos, el 3 de junio de 2015 hasta mayo de 2023. Sin embargo, venía de una reciente operación bucal; no era momento para notas. 

“Elijo que ese tiempo no sea sólo de descuento en la espera por volver a abrazarte y llenarte de mimos. Elijo transmitir tu legado. Mientras mi cuerpo sabe que esa elección cuesta más, y mi boca se enferma por lo que no puedo decir, mis mejillas se llenan de lágrimas no lloradas que parecen aferradas por miedo a que el día que las suelte me desintegre”, escribe Jimena en su dedicatoria.

Pensé en Marcela –a quien cito al comienzo de esta nota– por ese vínculo de confianza que la unió a Jimena, para trazar de alguna forma su recorrido para “re armarse” (como ella dice) en el dolor y mediante “el legado” de su Ángeles, como una mujer símbolo de la lucha contra la violencia de género en la historia de nuestro país.

“Lo que yo veo en ella es personal por la cercanía de conocerla hace un tiempo”, destaca la periodista en diálogo con El Grito del Sur. Para representarla, alude a descripciones que fueron dichas por ella. “Es una mujer de fe. Cree en el perdón. Es una gran mujer, es amorosa, fuerte, contenedora, muy inteligente, y con una inteligencia emocional superadora. Yo la quiero mucho. También depositó en mí una confianza que yo valoro y voy a valorar para siempre, incluso después en las diferencias que tenemos por supuesto”, añade.

Basta escuchar a Jimena para percibir que es una de las madres con mayor claridad a la hora de transmitir sus ideas, y hasta relatar los hechos de dolor con una calma que demuestra su entereza. Dice que admiraba a su hija porque tenía esa habilidad, pero bien pudo heredarla de su madre. Además, se tomó el trabajo de formarse y capacitarse cada vez más hasta dar charlas y amadrinar un hogar que resguarda a infancias y personas en situación de violencia de género. “Parte de mi compromiso es estar acompañando mamás, por mi cuenta”, le contó a Marcela en aquella primera entrevista. Quedó demostrado hace no mucho con su cercanía a Graciela Sosa, la mamá de Fernando Báez Sosa, de quien tiene una foto en la portada de su biografía en Facebook, hasta su contacto más reciente con Gloria, madre de Cecilia Strzyzowski. Jimena utiliza sus redes también para difundir la búsqueda de mujeres que fueron vistas por última vez y cuestionar cuando no se encuentra su paradero.

Jimena es la única hija mujer de una familia de hermanos varones. Como Ángeles. Esto volvía a contar aquel jueves 1 de junio, previo a los 8 años de Ni Una Menos, junto a Ahora que Sí Nos Ven. Cuando expresó cómo comenzó a mirar para atrás y entender que su rol familiar era también producto de una construcción social y cultural en un país con un sistema de organización patriarcal. Y que también su marido, Sergio Opatowski, “se está deconstruyendo” junto a ella. Como madre eligió estar presente durante todo el juicio, aunque sus hermanos intentaran disuadirla para protegerla. Hay cosas que las madres no deberían vivir. Por eso ella dice que a lxs hijxs “una los sobrevive”.

“La primera vez que intercambié y vi de lejos a Jimena fui como parte del grupo de periodistas y colegas que como cronistas de exteriores estábamos trabajando detrás de la búsqueda y la difusión de la búsqueda de Ángeles”, recuerda Marcela. El mensaje: «Desapareció una chica de Palermo. Vayamos para allá», un llamado a la acción en sí mismo, como su tuit que inició el Ni Una Menos. “Son esos momentos muy especiales en los que estábamos de alguna manera acompañando y al servicio de la difusión de la búsqueda de una adolescente de 16 años. Y después por supuesto ocurrió lo más trágico y desgarrador que es otra historia que se empieza a escribir a partir del hallazgo del cadáver y los interrogantes eran: ¿qué pasó? ¿qué le hicieron? ¿quién o quiénes? El proceso que hizo su familia para atajar un montón de pelotazos que les venían: el señalamiento a Sergio Opatowski, a los hermanos, al padre Franklin Rawson, a ella, la instalación de teorías a través de los medios de comunicación. Ahí se dio vuelta la poderosa familia que se acompañaba al ser señalada por los mismos medios que se hacían los aliados de los dolores de la familia”, recuerda Marcela.

Jimena dirá que hicieron del caso (otra palabra de la que se disocia, porque para ella no es el Caso Ángeles, sino Mumi, como la llamaba) un “reality show”. Desde su experiencia en la industria de la información, explica Marcela: “Tenía y hoy día a diez años también, todos los condimentos para tener el impacto y la repercusión mediática y periodística que ha tenido: ocurrió en el barrio de Palermo, adolescente, familia de clase media ensamblada, una chica vivaz y muy hermosa”, y además visibiliza: “Todavía utilizan la grabación de Ángeles caminando en la vereda de su edificio, a pesar de las súplicas de la familia”.

“No todo vale una entrevista”

“Mi acercamiento a Jimena no fue de inmediato porque entiendo que el después es un momento de shock para la familia, de consternación, de reacomodarse, intentar volver a cierta normalidad que no va a existir ni existió. Con mucho tiempo la contacté a través de mails, de Facebook, me presenté, le dije quién era: que era periodista, y que si en algún momento ella quería hablar yo trabajaba donde trabajo ahora y quedó ahí. Solamente me presenté y me mostré a disposición. Después el tiempo hizo lo suyo. Se dio una realidad muy cercana: primero al no invadir, respetar los silencios y los tiempos de Jimena, como hago con todos, no todo vale una entrevista, para mí. Charlamos mucho. Coincidíamos con Jimena en que el tratamiento mediático había sido sin precedentes, bestial, brutal, lejos de tener perspectiva o mirada de derechos humanos, hacia Ángeles y su propia familia. Yo soy muy crítica con el periodismo y el mío también, por supuesto que sí”, rememora y sostiene Marcela. 

Recuerda que fue “un momento de absoluta sinceridad de Jimena” cuando le “dijo que estaba lista para hablar”. “Quería dar su primera entrevista, nos había atravesado el Ni Una Menos, también es cierto”, manifiesta. En la nota, Jimena le reconoce que pese a la cantidad de gente, ella recuerda ver a la comunicadora y sentirse protegida. “Ahí también se forjó una relación más cercana. Después del 3 de junio de 2015, yo le prometí y me comprometí a que no lo iba a hacer para los lugares donde trabajaba porque no íbamos a contar ni con el tiempo ni con el espacio que ella se merecía, así que la invité a mi casa. Grabamos en el jardín. Ella vino con un anillo que iba a ser para Ángeles, una especie de herencia que dan a la hija mujer de su familia, y una remera que era de Mumi también”, expresa.

Buenos Aires: La madre de Ángeles Rawso. Foto: Candelaria Lagos

“Jimena es una de las enormes mujeres, cabeza de familia, madre de víctima de violencia machista al extremo que son los femicidios, que ha encontrado en la reconversión de ese dolor un camino de lucha y acompañamiento a otros familiares”, realza Marcela. “También es cierto, y la historia así lo demuestra, que esas familias que logran acompañar a otras y lograr esa reconversión en activismo, en militancia, es porque de alguna manera han encontrado una respuesta por parte de la Justicia. A veces a medias, tardía, o lenta, pero de alguna u otra manera lo han encontrado”, completa su lectura social desde su experiencia como periodista, por su cercanía con agrupaciones y también ser madrina de una de ellas.

Más que una entrevista, el primer testimonio de Jimena fue una charla, confirma. A esto se refirió en el mencionado encuentro Silvina Molina, editora de género Télam, cuando dijo que el profesionalismo para las periodistas es saber apagar una grabadora cuando corresponde, llorar y sostenerle la mano a la mujer que está atravesando el dolor. Allí mismo, Marina Abiuso, ex editora de género en TN y El Trece, dejó otra imagen de Jimena que la describe muy bien: «Es una de las entrevistadas de temer». Porque es muy hábil para corregir y ubicar periodistas.

“No importaban las preguntas, como siempre importaban las respuestas o lo que Jimena quiso hablar en ese momento; hace 8 años. Yo la veo a esa mujer de ese tiempo y a la de ahora, y es otra mujer atravesada por el mismo dolor”, concluye Marcela. No como su voz, sino como una palabra amiga, mientras como escribe la propia Jimena: “Un día y volveré a la carga. Hoy no mi amor, la tristeza y el horror me superan. Te amo hasta el cielo de las nubes… Mami”.

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