Día de la niñez y el derecho a ser: ¿cómo la ESI nos cambia la vida?

🙇‍♀️ A meses de que la ley cumpla sus 17 años, conversamos con dos docentes y creadoras de contenido sobre cómo era el contexto social en aquel entonces y cómo trabajan para que se aplique actualmente en las escuelas. En una fecha que establece el derecho a proteger las infancias, nos cuentan cómo transformó esta herramienta a las niñas que fueron.

Ilustración: Che Alejandra

Que el Día del Niño ya no sea llamado como tal tiene que ver con la ESI. La celebración tiene una raíz histórica asociada a la necesidad y conciencia: para proteger a niños y niñas, se necesitan derechos. De ahí y con el activismo social mediante, se impulsaron antecedentes como la Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños de 1924, el primer texto histórico que distinguió sus libertades y garantías a defenderse. El devenir de esa tradición en la Asamblea General de las Naciones Unidas (1954) junto a la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) en una articulación con el sector comercial -la Cámara del Juguete en Argentina- confluyeron en la festividad que se celebra actualmente cada tercer domingo de agosto. El mismo mes, entre el 26 y el 30, se realiza la Semana de la Educación Sexual Integral, desde la sanción de su ley 26.150.

Coincidentemente, este año 2023 se estima que la Argentina enviará su nuevo reporte a la Convención. El último informe de observaciones del Comité sobre la situación en el país se difundió el 7 de junio de 2018 e incluyó y especificó a las infancias en su diversidad: con discapacidades, indígenas, migrantes y pertenecientes a la comunidad LGBTQI+.

Hoy, el país transita un paradigma complejo donde la ESI (Educación Sexual Integral) busca erradicar que sus derechos se sigan vulnerando. También las medidas que llevan los nombres de niños y niñas (porque la Justicia llegó tarde), como la ley Lucio, ley Micaela (capacitación de poderes del Estado con perspectiva de género), la Alerta Sofía (en la búsqueda de menores) y Mica Ortega (por Grooming).

“La ESI en Argentina se está aplicando como se puede”, explica a El Grito del Sur la Licenciada María Silvina Barbieri, profesora en psicopedagogía, especializada en tutoría y una de las creadoras del sitio web educativo, Consultorio ESI. “El contexto actual es reticente no en su totalidad. Hay una gran ignorancia respecto de lo que es y una ausencia total de lectura de la ley y sus lineamientos. Es entonces cuando escucho ‘se les enseña a las chicas vestirse con vestimentas que patriarcalmente han sido asignadas a varones’, y me parece un horror y hasta bizarro”, añade.

Hace unos días se viralizó una de las últimas entrevistas de la candidata Victoria Villarruel, compañera de fórmula de Javier Milei por el frente La Libertad Avanza, donde justificó su intención de eliminar la ESI al definirla como “ideología” y “adoctrinamiento”, al tiempo que puntualizó que «la educación empieza por casa». Sin embargo, según el programa nacional «Las Víctimas contra las Violencias» del Ministerio de Justicia de la Nación, más del 84% de los delitos de abuso sexual en niñas, niños y adolescentes se comete en sus casas o en su ámbito cercano.

En coincidencia, el 80% de les menores que denunciaron abusos fue después de tener una clase de ESI (reporta el Ministerio Tutelar porteño a través de los datos de Cámara Gesell).

“Es importante el rol de la escuela porque desde ahí se pueden visibilizar situaciones de violencias o abusos intrafamiliares. La ESI es un derecho de niñxs y adolescentes y si no la reciben se lo está vulnerando”, aporta Guada Malamud, diseñadora de Imagen y sonido, referente en ESI y capacitadora de docentes para el Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires, rol que la impulsó a difundir su contenido desde su perfil Hablemos de ESI para decidir. “El argumento ‘ideología de género’ es un concepto erróneo de quienes están en contra de la diversidad sexual y no reconocen a la personas trans. También están en la línea de quienes creen en las terapias de conversión (o de revinculación). Existe la Ley de identidad de género y, como tal, desde la escuela comunicamos e informamos acerca de sus derechos. Siempre sugiriendo espacios amigables de salud y contándoles a les niñes y estudiantes sobre los derechos que tienen en relación al trato digno, cobertura de tratamientos médicos gratuitos, el caso de que quieran realizar algún tratamiento hormonal, el acceso al cambio registral en el DNI, entre tantas cuestiones”, complementa.

Guadalupe Malamud, referente en ESI y capacitadora de docentes para el Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires.

A las niñas que fuimos

La ley de ESI se sancionó el 4 de octubre de 2006. Por aquel entonces, la ola feminista lejos estaba de ser la que se generó desde el Ni Una Menos, mucho menos de la sanción de la IVE. Haciendo el ejercicio de remontarnos, ¿cómo era el contexto para lograr que se apruebe?

“En 2006 hacía poco que había terminado mi carrera universitaria, no tenía idea que me iba a dedicar a la docencia, aunque ya en esos años era ayudante de cátedra de la materia Sociología de Diseño de Imagen y sonido de la UBA. Sé que hubo muchas tensiones para que la ley fuera aprobada. Desde los espacios religiosos y espacios políticos conservadores hubo mucho rechazo”, precisa Guadalupe, al tiempo que recuerda a Mirta Marina, una de las impulsoras del proyecto, quien era su profesora.

Por 2004, el legislador Diego Kravetz, y las legisladoras Ana Maria Suppa y Florencia Polimeni presentaron el proyecto al Congreso, que la Iglesia Católica enfrentó hasta donde pudo. Jorge Bergoglio, en aquel momento arzobispo de Buenos Aires, había calificado la iniciativa como “más fascista que la que podría hacer Goebbels”, en referencia al secretario de Propaganda de Adolf Hitler frente a cientos de familias reunidas en el colegio La Salle, en una jornada organizada por la Vicaría de Educación de la arquidiócesis porteña.

Guadalupe no tuvo ESI en la escuela. Silvina tampoco. ¿Cómo cambió la ESI a las niñas que eran y fueron creciendo? ¿Cómo les cambia la vida a les niñes?

“En mi trayectoria escolar sufrí situaciones de bullying y violencias en mi adolescencia que me acercaron a la ESI, con el objetivo de comunicar, acompañar e informar a niñxs, adolescentes y adultxs, para que otrxs no vivan lo que yo viví”, expresa Guadalupe. 

“Soy docente universitaria hace 30 años y docente de nivel medio hace 10, además trabajé muchos años en nivel inicial. Yo tengo 54 años, imaginate que mi crianza no fue alineada a la ESI. Así que para mí fueron todas ganancias: desde el cuestionamiento del patriarcado como sistema de organización social y de los estereotipos de roles y belleza. Todo eso me llevó a una resignificación del valor de mi cuerpo junto al concepto de consentimiento. La ESI me reposicionó en mis relaciones, que me ha generado algunas dificultades porque no todas las personas que me acompañan en mi vida y familia lo comprenden o acompasan. Partiendo de las cuestiones de género que me interpelaban en mi vida personal y lo que observaba a nivel social, comencé a pensar la ESI como un recurso a tratar estos temas en instituciones como la escuela que han sido en algún sentido reproductoras de visiones patriarcales”, manifiesta Silvina. Desde ahí trabaja en el aula.  

“La ESI les cambia la vida porque hace un planteo o mantiene una línea de habilitación de la palabra. Nosotros en la escuela trabajamos mucho esto de ser la voz del otro/a cuando ese otro/a que está pasándola mal no puede hablar. En la lógica de denuncia cuando hay vulneración de derechos. Muchos chicos y chicas se acercan a plantear cuestiones personales como situaciones de violencia en el noviazgo, o trastornos de la conducta alimentaria de ellxs o de compañeros o compañeras, o de maltrato intrafamiliar. Todo esto lo habilitó la ESI. Aloja la palabra. Ahí empiezan a circular un montón de cuestiones y la posibilidad de los pibes y pibas, que es maravilloso”, responde la docente.    

María Silvina Barbieri, profesora en psicopedagogía, especializada en tutoría y una de las creadoras del sitio web educativo, Consultorio ESI.

De la habilitación de palabra al debate por el lenguaje inclusivo

Silvina afirma que la ESI “pone una lógica de puesta en palabra”, de “habilitación de las emociones, de los pedidos de ayuda, de poder pensar una nueva concepción del placer, de corrernos a responder a mandatos”, por tanto tiene afectación directa con lo que es la salud mental. En este sentido brindar un espacio para que estudiantes puedan relacionarse con los pronombres que elijan, ha sido una de las causas que evidenció que nuestro lenguaje es masculino genérico en su generalidad. También tuvo opositores, principalmente vinculados a la política partidaria. Recordemos que Cristina Fernández de Kirchner fue una de las que puso en cuestión el castellano patriarcal cuando comenzó a saludar diciendo “todos y todas”; más todavía cuando se comenzó a hacer llamar “presidenta” y lo que provocó a los sectores conservadores porque justo ese cargo -como todas las palabras terminadas en ente- son unisex. En este contexto, ¿cómo es la situación en las escuelas?

“El lenguaje inclusivo es absolutamente resistido”— responde Silvina— “En general, nosotras en el aula no lo usamos porque entendemos que ya batallamos en muchos sentidos. Vamos de a poco. Sí planteamos una lógica de lenguaje no sexista y esperamos en algún momento empezar a pensar en términos de lenguaje inclusivo”. 

“Es debatido en distintos espacios educativos” —coincide Guadalupe— pero hay que entender que sirve para incluir a quienes no se sienten cómodxs dentro del binarismo hombre-mujer. Siempre es importante preguntar al otrx cómo quiere que lo nombremos y con qué pronombres”.

“Decir niño no alcanza”

A dos meses de que la ley cumpla 17 años, Guadalupe visibiliza la necesidad de revisar los artículos 3 y 5 que “han quedado desactualizados”. “El 3 que habla de la igualdad de trato de varones y mujeres de manera binaria y no incluye a las diversidades, y el 5 en donde se habla del respeto al ideario, entonces las escuelas religiosas se rigen en relación a su ideario y no dan ESI o dan educación para el amor que nada tiene que ver con la ESI”, explica.

“Es muy importante que el Estado acompañe las transformaciones culturales que estamos viviendo e impulse cambios que colaboren en visibilizar inequidades, y favorezcan prácticas más inclusivas”, garantizó el secretario Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), Gabriel Lerner, palabras mediante las que comunicó en 2020: “Proponemos dejar de decir ‘Día del Niño’, porque queremos celebrar la diversidad de toda la niñez”. Desde ahí se renombra a Día de la Niñez o de las Infancias porque entendió que “decir niño no alcanza para representar las experiencias heterogéneas y múltiples de la niñez”. 

Desde ahí que puedan disfrutar, con ESI, para que puedan crecer sabiendo, con la educación en manos de la información y el cuidado –y no de la pornografía como propone el candidato liberal Ramiro Marra–. Para que cada chica, chico, chique, gurí, changuito, mitai, weñi celebre su identidad.

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