«Nací para comunicar y defender los derechos de las personas con discapacidad»

👏 En el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, la activista y creadora de contenido Florencia Cambareri fue premiada por su labor en la red social. “Estoy convencida de que en esta fecha tan especial, el mensaje va a adquirir un significado más potente, más poderoso”, reflexiona, mientras repasa su recorrido personal que la llevó hasta allí.

Cuatro años atrás había menos perfiles y cuentas, y las que existían no la identificaban. “Es completamente cierto que las redes sociales son un espacio particular pero yo no diría que fui encontrado mi lugar en ellas, sino que más bien lo fui construyendo en base a la lucha por visibilizar la discapacidad”, expresa hoy, como si pudiera mirar el trayecto que hay tras sus pies. “Paso a paso fui haciéndome ese espacio, no bajé los brazos, y a medida que fui visibilizando situaciones, los seguidores me fueron acompañando, y así me ayudaron a que ese camino se hiciera más liviano, parte de esa construcción se la debo y agradezco a ellos”, asegura.

Florencia Cambareri acaba de ser premiada como Instagrammer del año, reconocimiento que entregó el medio Ciudad Magazine, que esta noche, a partir de las 21 horas, transmitirá la ceremonia. Casual o simbólicamente, el Día Internacional de las Personas con Discapacidad (declarado desde 1992). Según las Naciones Unidas, el 15 % de la población mundial, es decir, 1000 millones de personas. En el caso de las mujeres, 1 de cada 5 posee una diversidad funcional.

“Tal cual, el Día de la Discapacidad coincide con la premiación”, reconoce en este intercambio con El Grito del Sur. “Para mí es sumamente simbólico, o más bien especial. Entendiendo los tiempos televisivos, sé que para que la transmisión sea ágil pueden hacer un recorte de mis palabras porque dí una especie de discurso quizás extenso para una transmisión, no hay problema si eso sucede. Pero en caso de que lo den completo, estoy convencida de que el mensaje va a adquirir un significado más potente, más poderoso en este día tan especial. Si la transmisión fuera en otra fecha, quizás el mensaje no estuviera tan cargado de emocionalidad para mí, pero en esta fecha sí”, reafirma.

“Este reconocimiento fue un gran regalo porque los votos vinieron del público, de la gente. Yo cuando empecé tenía miedo de que nadie se interesara por mi cuenta, y hoy, casi 4 años después, la gente me demuestra todo lo contrario».

En el evento, le dijeron que se quedara tranquila, no había necesidad ni obligación de que subiera a buscar el premio. Sin embargo, ella quiso subir. Por “cholula”, dirá, pero su mensaje –su representatividad– iba más lejos.

“Ese momento fue extraño porque, cuando me avisaron que había ganado, si bien la felicidad era absoluta, sabía que el día de la entrega iba a ser un manojo de nervios. Y así fue. Nunca había estado arriba de un escenario, recibiendo un premio y en una fiesta llena de personas sumamente conocidas en los medios de comunicación. Pero increíblemente cuando llegué los nervios se me pasaron. Yo había preparado unas palabras vinculadas al Día Internacional de las Personas con Discapacidad y afortunadamente, cuando me tocó subir, me dieron el espacio para transmitir ese mensaje. Para mí era importante tratar de dejar una huella en quienes estaban presentes y creo que lo logré, porque una vez que bajé del escenario algunas figuras del medio se acercaron para expresarme su apoyo. Fue un momento de absoluta emoción, de esas noches que una elige guardarse”, destaca.

Uno de ellos fue el conductor Leandro “Chino” Leunis, con quien tuvo un simpático intercambio. “En un momento él me dice: —¿Me tenés el celular? Mirá que confío en vos eh y yo, que justo estaba con el andador, en joda le contesto: —Claro, me pedís a mí porque no puedo salir corriendo—. Nos reímos, porque ante todo humor ácido”.

“Cuando recibí el premio fue inevitable pensar en cómo se sentiría mi abuela al verme en el escenario” —se emociona— “Ella falleció en marzo de este año. Se ponía muy feliz cuando algo de mi activismo salía en algún medio. Se emocionaba siempre, era como mi fan. Por eso elijo creer que en esta coincidencia hay algo de ella, como una manera de demostrarme que sigue estando. Quizás sea descabellado pensarlo así pero la extraño y es una forma de sentir que me acompaña en este momento”. 

Florencia Cambareri acaba de ser premiada como Instagrammer del año, reconocimiento que entregó el medio Ciudad Magazine.

Florencia es autora de Repensar la Discapacidad, una cuenta de Instagram con más de 105 mil seguidores, donde y desde sus experiencias personales, genera miradas, reflexiones y promueve un espacio de pensamiento para abordar (o bien fomentar al abordaje de) temáticas y su relación con la discapacidad, que oriente a mejorar la calidad de vida de las personas con diversidad funcional.

Es Técnica en Recursos Humanos y estaba en pleno proceso de la tesina de la Licenciatura en Gestión de Capital Humano, investigando la «Inclusión laboral de personas con parálisis cerebral a través del empleo con apoyo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires»,  cuando abrió la cuenta. “Tuve muchas idas y vueltas en esto de crearla o no, hasta que en enero de 2020 me animé y desde ahí todo se fue dando naturalmente. Si en ese momento alguien me decía todo lo que iba a vivir a partir de entonces, no le hubiera creído. Dedicarme al activismo siento que cambió mí rumbo por completo”, identifica.

De nacimiento, fue diagnosticada con una discapacidad motriz denominada parálisis cerebral (motivo de su tesis), que afecta los movimientos y la postura a raíz de una lesión en el cerebro que si bien no avanza ni se empeora, dura para toda la vida. 

“Desde chica siempre tuve el certificado de discapacidad, pero mi familia no sabía que eso era una herramienta fundamental para el ejercicio de mis derechos y la cobertura de mis prestaciones. Cómo ellos no sabían que la obra social me tenía que cubrir los tratamientos y no había ningún conocido en ese momento que viviera la discapacidad de cerca, mí papá trabajaba los siete días de la semana y agarraba todas las horas extras que podía para costear mis tratamientos de su bolsillo, mientras que mi mamá me llevaba al jardín en un cochecito porque no me daban los pies para caminar tanto” —conserva presente— “Hasta que a mis 6 años aproximadamente, un compañero de trabajo de mí papá quien tenía a su hija con discapacidad lo puso al tanto de mis derechos. De ahí fue otra lucha para que me cubran todo”.

Como ella ahora, desde su cuenta. “Un objetivo de mí instagram es ese: que todo el mundo sepa que a las personas con discapacidad su obra social o su prepaga, por ley, le tiene que cubrir todo lo vinculado con su diagnóstico siempre y cuando tengan el certificado de discapacidad”. 

A medida que fui creciendo yo también fui luchando por mí misma y al saber toda mí historia y toda las injusticias que nos atravesaron, me propuse que nadie más viva lo mismo que nosotros porque le pisotean sus derechos, así que estas situaciones son las que más me marcaron y me llevan hasta hoy

Así fue como además, decidió estudiar periodismo, que por cuestiones económicas, y de accesibilidad interrumpió. “Si bien tuve que dejar la carrera porque no la podía seguir sosteniendo, sueño con retomarla porque sé que nací para recorrer el camino vinculado a la comunicación y a la defensa de los derechos de las personas con discapacidad”, destaca.

“Desde chica siempre tuve el certificado de discapacidad, pero mi familia no sabía que eso era una herramienta fundamental para el ejercicio de mis derechos y la cobertura de mis prestaciones», cuenta.

¿Qué es para vos ser influencer? ¿Cómo te llevás con esa palabra tan estereotipada?

Para mí ser influencer es algo que no tiene que ver conmigo y no porque lo considere algo negativo, sino porque lo vinculo más a todo lo que tiene que ver con la notoriedad pública, con la fama y realmente me siento muy lejos de eso. No me llevo mal con esa palabra, simplemente no me identifico con ella, no siento que se ajuste a lo que siento que soy. Yo me considero una activista, una persona que lucha por hacer visible una temática que poco se tiene en cuenta. No pretendo influenciar a nadie, sino que hablar de discapacidad deje de ser tabú, así dejamos de hablar de “inclusión” y empezamos a hablar de convivencia.

¿Había algo que no querías reproducir en tu imagen de comunicadora?

Como comunicadora tenía (y tengo) claro que hay dos cosas –extremos si se quiere– que no quería reproducir: ni que la discapacidad es una desgracia o un castigo, ni que es una bendición. Hay gente que quizás la conciba de otra manera, pero no es mí caso y no quiero transmitir algo en lo que no creo.

Creo que ningún ser humano cuando se entera que va a ser madre/padre o el vínculo que fuera piensa «ay, ojalá la persona que viene en camino tenga una discapacidad», no. Distinta es la aceptación, obviamente, que lleva su proceso. Pero tampoco es un castigo ni una desgracia, quizás al principio las familias pueden sentir algo así por miedo, incertidumbre o desconocimiento y es absolutamente entendible y necesario que transiten los sentires porque creo que es la única manera de iniciar el camino hacia la aceptación y me parece importante retomar esto porque ahí está la clave: quizás no les sea fácil, pero empezar a aceptar, les va a facilitar la lucha, la búsqueda de herramientas y apoyos necesarios para que la persona con discapacidad a medida que vaya creciendo pueda desarrollar su máximo potencial y tener la mejor calidad de vida posible.

¿Qué es para vos la discapacidad?

Para mí la discapacidad, más allá de ser mí forma de vida, es tal cual como lo define actualmente nuestra convención internacional: que ya no hace énfasis en el diagnóstico sino en los obstáculos o las barreras del entorno, esas que son propias de la sociedad. Pongo un ejemplo para que se entienda: si en la calle hay una rampa, para mí es más fácil subir por ahí que por el cordón. Si un auto tapa esa rampa, mi desenvolvimiento es más dificultoso y no por mí discapacidad en sí misma, sino porque esa persona estacionó donde no debía. En cambio, si la rampa está despejada, mi desenvolvimiento es más simple más allá de mi discapacidad.

Por otro lado, para mí la discapacidad es lucha constante. Eso tiene que ver con que las personas sin discapacidad piensan que a ellos nunca les puede tocar, cuando en realidad nadie está exento de nada. Es necesario que la sociedad esté más abierta a una toma de conciencia y sea más empática. 

Florencia Cambareri

¿Qué soñabas cuando eras chica?

No recuerdo mucho qué soñaba de chica, sí quizás de adolescente: poder correr, poder saltar. Cosas simples que casi todo el mundo puede hacer pero quizás no valora porque las da por sentado.

Soy muy recitalera y sobre todo en esos años, soñaba con poder poguear como lo hacían mis amigas. Lo sigo soñando (debo confesarlo) que Dios, el universo o lo que sea que exista, me conceda un solo día para vivir sin mi discapacidad, simplemente quiero saber cómo es «caminar bien» digamos, qué diferencia hay en el andar, en el ritmo, esas cosas, quisiera experimentar cuán diferente es. Y a nivel colectivo, que todas las personas con discapacidad tengamos acceso a la salud, a la educación y al trabajo. 

¿Desde que empezó tu activismo qué fue lo más loco y lo más grande que viviste?

Sin dudas que la gente me haya elegido como instagrammer del año y lo más loco, haber llegado con mi activismo, a mis ídolos más grandes. Mi cable a tierra siempre fue la música y soy fanática de distintas bandas y cantantes, varios de ellos me siguen en instagram y cuando lo pienso sigo sin poder creerlo.

A veces pareciera que en redes está todo dicho, ¿te pasa? ¿es un poco el ejercicio de re-pensar no?

Sí, hay temáticas en las que parece que todo está dicho, pero hay otras en las que no porque son prácticamente tabúes o porque es mejor ignorarlas porque está esa creencia de que «lo que no se habla no existe». Por ejemplo: la maternidad o paternidad de personas con discapacidad, ni hablar del ejercicio de la sexualidad y de ser una persona con discapacidad y a la vez formar parte de la comunidad LGBTIQA+, esto sucede porque la sociedad tiende a infantilizarnos y a creer que somos gente asexuada, angelitos, seres de luz y la verdad que no es así, en absoluto. 

Yo trato de visibilizar estas cosas lo más que puedo pero a veces las políticas de las redes sociales hacen que ciertos temas sean más complejos de abordar porque te pueden bajar el posteo, suspender o cerrar la cuenta. Así que claramente si, todo el tiempo está el ejercicio de repensar de que manera se pueden abordar todas esas temáticas que siguen haciendo falta.

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